El congresista Omar Fernández oficializó este domingo que se presentará como candidato a senador por el Distrito Nacional, a través de una coalición de partidos y agrupaciones políticas que encabeza la Fuerza del Pueblo (FP).
Discurso íntegro
Buenas noches capitaleños y capitaleñas,
Buenas noches dominicanos,
Hoy me encuentro nueva vez frente a ustedes, con una mezcla de emociones que difícilmente pueda describir. Y es que este no es un día común; en este momento pasamos a otro capítulo de la historia que, letra a letra, tendremos a bien escribir.
Desde el corazón de esta ciudad donde nací y de la que no pretendo irme nunca, quiero darles las gracias por acompañarme a construir esa historia nueva y mejor de la que les hablé hace algunos años.
Todavía recuerdo como hoy cuando me presentaron la oportunidad de ser diputado nacional, figura legítima y contemplada en la ley, lo que habría hecho de mi ingreso al Congreso Nacional, uno muy fácil y rápido por los resultados que obtendría nuestro partido, La Fuerza del Pueblo, en las pasadas elecciones. Y sinceramente, ¿Quién se habría negado? La respuesta nunca la sabremos con precisión… Pero con profundo orgullo puedo decir que no me arrepiento de haber tomado la arriesgada decisión de deponer de esa posibilidad, para presentarme como candidato ante mi circunscripción #1, y ganarme la confianza de los capitaleños con nuestras propuestas, que pronto pondríamos en marcha, gracias a Dios y a 14,936 ciudadanos que me concedieron el honor de servirles.
Ser nuevo en un espacio como la Cámara de Diputados donde, por demás, me tocó ser el más jóven de la Capital y el segundo del país, supone un gran reto. Una curva de aprendizaje en la que unos avanzan más que otros, y donde toca adaptarse rápido para no quedar detrás en las tareas cotidianas.
Ser diputado es una labor que he tomado muy en serio, porque supe desde el principio que no solo se trataba de ser, sino de hacerlo bien. Haber propuesto mi primer proyecto de ley, que procura regular las transiciones gubernamentales, el cual fue aprobado por la Cámara, haber sometido mi primero proyecto de resolución que exhortaba al Poder Ejecutivo declarar como “prioridad nacional” la situación de violencia contra las mujeres en nuestro país, que también fue aprobado por los diputados en el hemiciclo, haberle dedicado largas horas de trabajo al Código Penal, que sigue siendo una deuda pendiente con este pueblo, haber propuesto la creación por ley del primer Centro Nacional de Criminología para mitigar la delincuencia e inseguridad ciudadana, haber defendido a nuestros animales y procurar mayores penas para quienes abusan de ellos, haber presentado propuestas concretas para incrementar el turismo de negocios en el Distrito Nacional, o haber sido co-proponente y compartir visión con amigos del PRM, PLD y otros partidos en varios proyectos de ley para beneficio de la sociedad. Además de todo esto, haber sido vocero de mi bancada, y lograr poner en marcha iniciativas innovadoras como las Pasantías Legislativas, La voz de tu Provincia y el Buzón Verde, fue tan solo parte de lo mucho que logramos avanzar nuestra agenda en estos años.
Hoy estoy más convencido que nunca de que somos aves de paso y que estos cargos son pasajeros. Antes de ocupar esta curul, alguien estuvo allí por elección del pueblo. Y el día que me toque partir, alguien vendrá a sustituirme.
Y lo que sí espero es que a quien le toque sucederme, sin importar de que partido sea, lo haga mejor que yo. Porque eso terminará por traducirse en mejores propuestas que impacten positivamente la vida de la gente.
Nos propusimos llegar por causalidad, y no por casualidad. Convertir una esperanza improbable, en una realidad ya innegable.
Nos dedicamos a estar presentes como nunca se hizo antes, en el territorio con la gente.
Y fue realmente revelador el hecho de que mucha gente desconociera quienes eran sus representantes, o cuáles eran sus responsabilidades. Y ahí fue donde inició todo.
Nunca le pregunté a ningún capitaleño si votó por nuestra candidatura, porque tuve claro desde el primer instante que me tocaría representar en igualdad de condiciones, tanto a los que votaron por nuestra propuesta, como a los que decidieron por otra opción. Esa es la política a la que debemos apostar. Una que, lejos de dividirnos, nos haga entender con madurez que el país que todos queremos, solo lo vamos a construir cuando dejemos a un lado luchas sin sentido, y podamos encontrar los puntos que nos unan a todos.
Si importante es pensar y proyectar el futuro, no lo es menos reflexionar sobre qué es necesario hacer para poder construirlo. Toca pensar en grande, muy en grande, para representar bien una ciudad tan grande como Santo Domingo. Los desafíos son enormes, como enormes son las oportunidades.
Especialmente porque a partir de ahora, procuro sobre mis hombros reposará la responsabilidad de representar a más de un millón de dominicanos.
Hoy me presento ante ustedes para pedirles una vez más su confianza. Pero esta vez, no le hablo solo a la Circunscripción que me hizo diputado. Hoy se lo pido a toda la capital. Y es por esto que, con toda mi fe puesta en Dios, con mucha ilusión en el porvenir y decidido a dar toda mi energía por Santo Domingo, les confirmo que me presento como candidato a Senador del Distrito Nacional.
No vinimos a construir una propuesta para ganarle a otra. Estamos aquí porque nos mueve lo mismo que a cada capitaleño; queremos liderar transformaciones profundas y esperadas por los dominicanos.
Esta decisión ha sido tomada con la conciencia de que nuestro “por qué y para qué” están por encima del riesgo y sus posibles consecuencias.
Llegan momentos donde toca quebrar con viejas prácticas. Cosas que ya hoy sencillamente no pueden ser. La nueva visión de la política se construye saliendo de los despachos y el micro mundo político, para poder conectar con un pueblo que busca respuestas urgentes a sus problemas más básicos.
El voto es un instante, pero la confianza es de construcción constante. Toma años consolidarla y tan solo un segundo perderla. Pero, solo se rompe lo que puede ser roto. Y el vínculo que logramos crear con los capitaleños, es de una fuerza, simplemente impresionante.
El reto es enorme, pero en la misma proporción deben serlo el coraje, la valentía y las nuevas propuestas. Será el desafío más grande de mi vida, pero estoy convencido de que valdrá la pena.
Mayo no es el destino. Es apenas el comienzo. Por eso invito a todos los capitaleños a que formen parte de este gran movimiento ciudadano. Amo mi ciudad, no porque sea perfecta, sino porque quiero que lo sea.
Servirle a mi país ha sido el más alto honor de mi vida, y así seguirá siendo mientras ustedes me den la oportunidad.
Hoy estamos ante esa oportunidad, de anunciar que el futuro será mucho mejor, si así lo queremos.
Dios les bendiga a todos
Dios bendiga por siempre a la República Dominicana.