SANTO DOMINGO.- Pese a que la apuesta del presidente Luis Abinader ha sido la de que el país tenga una nueva Junta Central Electoral (JCE) independiente a la incidencia de los partidos y al liderazgo político nacional, el otro líder del Partido Revolucionario Moderno (PRM), el expresidente Hipólito Mejía, parece impulsar con firmeza y decisión a su compadre Eddy Olivares, un hombre difícil de apartar de la influencia y la figura del expresidente de la República.
Ambos líderes perremeistas y del país, afianzados en el poder de decisión que le otorga el control mayoritario que tiene el PRM en el Senado, “pulsean” por lograr una Junta Central Electoral según el criterio individual de cada uno.
Sin que se escuchen pronunciamientos públicos de Hipólito Mejía sobre el particular, todos, dentro y fuera del PRM, saben que Eddy Olivares, quien fuera su vocero en la pasada campaña electoral interna, tiene el apoyo “irrestricto e incondicional” del ex mandatario en sus aspiraciones para presidir la JCE.
En círculos políticos se conoce que la mayoría de las acciones que se han producido para empujar la propuesta de Olivares como miembro de la JCE, así como las manifestaciones de apoyo que éste ha recibido, como fue el reciente documento de respaldo de un grupo de diputados de varios partidos, han sido propiciadas y motivadas por Hipólito Mejía.
Y es que el exmandatario, todavía activo políticamente y aún habilitado constitucionalmente para aspirar a la Presidencia de la República, le debe agradar la idea de ver en la presidencia de la Junta Central Electoral a su leal e incondicional hombre.
Mientras que Eddy Olivares, conoce de lo que es el camino a recorrer para poder alcanzar la máxima membresía de la JCE, de la que ya fue magistrado durante diez años, sabe que en esta lucha tenaz que se libra por un puesto en el organismo comicial necesitará de la propulsión de una figura que aun gravita en el accionar político nacional.
Todos los esfuerzos que esté haciendo el ex jefe de Estado a favor de su “pupilo” chocan de frente con las gestiones, que de su lado, viene desplegando el presidente Abinader, en aras de lograr integrar una Junta cuyos miembros no tengan ataduras partidarias, aunque la misma ley así no lo prohíbe.
Así las cosas, Abinader y Mejía parecieran estar echando un pulso, propugnando cada uno en dirección contraria al otro, con evidentes propósitos diferentes y con formas y estilos distintos en los mecanismos utilizados para lograr los objetivos.
En ese sentido, mientras el presidente de la República ha realizado consultas abiertas entre el liderazgo político y otros sectores de la vida nacional para el tema de la JCE, Hipólito activa de forma más encubierta y subrepticia a favor de sus propios intereses de cara a la nueva Junta Central Electoral.
Con gran incidencia en la estructura de este gobierno, a través de designaciones de gente suya en puestos y sectores claves de la administración pública, Hipólito Mejía busca extender y amplificar su poder hacia otros órganos del Estado, y la JCE, sin duda, está en la mira inmediata.
Su compadre, Eddy Olivares, no solo fue su vocero en el proceso interno del PRM para escoger el candidato presidencial, que resultó ser el actual presidente del país, sino también fue designado por Mejía como procurador fiscal de la provincia Santo Domingo en el período 2000-2004.
La doble condición de Olivares, miembro de varios organismos del PRM y su sólida y primaria relación con Hipólito, le dificultan el camino para llegar a obtener un puesto en una Junta Central Electoral independiente como se ha propuesto Luis Abinader, iniciativa que recibió el visto bueno de una inmensa mayoría de la población dominicana.