El teléfono suena una vez y él responde.
—¿Hola?
—Hola… ¿Paul Auster?
—Sí. Hola…
Podría ser el inicio de una de sus novelas, la puerta de entrada a una historia que nos lleve a una situación extrema en Nueva York, con preguntas sobre la identidad o el azar.
Pero quien está al habla es el verdadero Paul Auster, en su casa de Park Slope, Brooklyn, la misma donde ha vivido los últimos 27 de sus 73 años de vida junto a su esposa, la también escritora Siri Hustvedt.
Es allí donde Auster trabaja diariamente con bolígrafo y máquina de escribir. Nada de computadores ni teléfonos móviles para él. «Soy un dinosaurio», dice.
Autor de obras publicadas en más de 40 idiomas como La trilogía de Nueva York, El Palacio de la Luna o La música del azar, Auster se apresta a hablar de asuntos muy actuales como la pandemia de coronavirus o la presidencia de Donald Trump, a quien considera un peligro grave para la democracia de Estados Unidos.
Este es un resumen editado de ese diálogo con uno de los mayores novelistas en vida de EE.UU., quien esta semana participa en el Hay Festival de Querétaro.
Es una charla que también saltará a otros temas como su vida personal, el dinero, América Latina y la muerte.
Nueva York está omnipresente en sus libros. ¿Cómo ve la ciudad ahora y cuánto cambió para usted después de esta pandemia que la golpeó tan fuerte?
Nueva York ha tenido todo tipo de desastres en su historia: los disturbios de reclutamiento en la guerra civil, masacres, el 11 de septiembre… Y también la pandemia de influenza de 1918.
Este es otro de esos momentos terriblemente difíciles para la ciudad. Durante un tiempo, Nueva York fue el peor lugar del mundo en cuanto al coronavirus. Pero lo manejamos bastante bien, diría, mucho mejor que en otras partes del país.
Y poco a poco Nueva York ha vuelto a abrir, hasta cierto punto.
El verdadero problema es lo que pasó en todo el país.
El verdadero problema es quién tenemos como presidente y la gente de su partido, en esta política pésima que es enfrentar una emergencia nacional sin una política nacional.
Él es indiferente a la muerte de más de 180.000 personas hasta ahora. Y de millones de casos.
Es una desgracia. Estamos tan divididos y llenos de una especie de odio de uno por el otro en este país, que parece partido en dos mitades: los que aman a Trump y los que no.
Y con las elecciones que se acercan y tantas cosas inestables e inciertas, ¿quién sabe qué va a pasar?
Esto es lo que me preocupa. No tanto mi propia ciudad.
¿Diría que la pandemia y sus consecuencias han sido más perturbadoras para Nueva York que los ataques del 11 de septiembre?
Sí, definitivamente. Los ataques del 11 de septiembre fueron un día y luego nos tomó algunas semanas o meses recuperarnos. No se repitió.
Pero si tienes un 11 de septiembre sucediendo todos los días, estás en problemas. Y eso es lo que pasó aquí.
En el pico de abril morían entre 700 y 900 personas cada día en Nueva York. Eso es mucho.
Y las cifras publicadas sobre quién ha contraído el virus son mucho menores que la realidad.
¿Aún disfruta de caminar por la ciudad?
No camino mucho por la ciudad. Ahora soy viejo y no es una buena idea que ande por ahí.
Entonces, Siri y yo hemos estado principalmente en casa. Andamos por el barrio, compramos comida, voy a la oficina de correos a enviar cartas… Hemos hecho muy poco. Y no hemos visto a nadie excepto a nuestra hija y su esposo. Ya no tenemos vida social.
Pero nosotros tenemos suerte. En primer lugar, no tenemos trabajo y, por lo tanto, no lo hemos perdido. Nuestro trabajo es simplemente escribir. Y tenemos suficiente dinero para afrontar este período. Entonces, con decenas de millones de personas sufriendo de manera terrible, no quiero hablar de mí mismo, porque soy uno de los afortunados.
Desde el comienzo de esta pandemia no pude dejar de pensar en el azar, los hechos aleatorios, las coincidencias, que son temas clave de su escritura. Incluso si tomamos todas las precauciones, podemos contraer el virus con solo pasar junto a alguien que estornuda en la tabaquería…
Claro…
¿No era eso lo que quería decirnos: que todos vivimos en una ruleta que no controlamos?
Lo que he tratado de decir en muchas de las cosas que he escrito es que cualquier cosa le puede pasar a cualquiera, en cualquier momento.
Una vez que entendemos eso, nos prepara mucho más para enfrentar la adversidad y lo inesperado, que se precipita sobre nosotros continuamente.
Hay algo en el alma humana que quiere una especie de estabilidad y certeza. La mayoría de las personas pierden el rumbo cuando sucede algo inusual. Y tienen problemas para recuperar el equilibrio.
Sí, esta es una nueva realidad, tenemos que lidiar con ella. Pero, si actuamos inteligentemente y hacemos todo lo que deberíamos, podemos superarla.
Sólo que hay tanta gente que rechaza los hechos, incluso negándose a creer en los descubrimientos de la ciencia…
Si no crees en lo que dicen los científicos y crees que quizás que tragar lejía te mejore, o todas las locuras que Trump ha dicho, bueno entonces tienes un país de locos.
La mitad del país no quiere usar mascarillas: creen que eso es una violación a su libertad. ¿Qué? ¿La libertad de morir? No entiendo el argumento…
Vivimos en una sociedad, todos dependemos unos de otros. Y que la gente pueda ser tan egoísta e irreflexiva como para imaginar que es inmune a lo que le sucede a quienes le rodean, es parte de una especie de locura política que se ha apoderado de este lugar.
Cuando la gente comienza a creer esas cosas, ya no puedes hablar con ellos porque están más allá del poder de la razón. No te escucharán.
EE.UU. atraviesa varias turbulencias ahora: la pandemia, las protestas raciales, una caída económica histórica y la presidencia de Trump. ¿Esto cambia el papel de los escritores en la sociedad?
Sí, por supuesto.
De hecho, Siri y yo estamos involucrados en un grupo que acabamos de formar de «escritores contra Trump» Nuestra misión en este momento es tratar de persuadir a los jóvenes que habían decidido no votar para que cambien de opinión y voten.
Siento que nuestra obligación primera es hacer todo lo posible para asegurarnos de que Trump no sea reelecto.
El próximo trabajo será lo que suceda después de las elecciones del 3 de noviembre, cuando habrá un retraso en el conteo de todos los votos que lleguen por correo.
Pasaremos por un período de uno o dos meses que amenaza con ser tan caótico como nada que hayamos visto en la historia de EE.UU. desde la guerra civil.
Me planteo decenas de historias diferentes sobre lo que puede suceder. Pero no va a pasar nada bueno en este período.
Fuente: bbc.com
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