Por Martín Adames
De las 5 variantes que se obtuvieron muestras en el país, y de las cuales 2 fueron declaradas de alto interés epidemiológico, las variantes B.1.1.7, detectada por primera vez en el Reino Unido, y la B.1.575.
La variante B.1.575, que es un linaje proveniente de Estados Unidos y Aruba, tiene presencia en Santo Domingo, San Juan de la Maguana, Independencia, Dajabón, Puerto Plata, Hermanas Mirabal, María Trinidad Sánchez, Hato Mayo, Pedernales, San Pedro de Macorís, Peravia, San Cristóbal, Sánchez Ramírez y El Seibo.
En tanto que la variante B.1.526.1, detectada por primera vez en la ciudad de Nueva York, circula en el Distrito Nacional, Santiago, Monte Cristi y Valverde.
Esta variante tiene un patrón diferente de mutaciones en comparación con la cepa original secuenciada de China, incluida una llamada L452R que parece ayudar al virus a infectar células más fácilmente mientras al mismo tiempo, dificulta el ataque de los anticuerpos.
En tanto que un cuadro de la Dirección General de Epidemiología, también identificó en el país al linaje A.2.5, asociada a casos detectados, principalmente, en California, Estados Unidos, aunque no las ubicó en una zona geográfica especifica.
Sobre esta variante, al margen de que un científico de su estado de procedencia lo ha apodado como ‘el diablo’, poco se sabe aún de sus características. Se sospecha que tiene más capacidad de contagiar que la clásica de Wuhan y se cree que podría presentar resistencia a las vacunas, pero aún no hay evidencias sólidas de estos dos riesgos.