Por Augusto Morel y Concepción M. Moreno |
Buenos Aires (EFE). – El candidato ultraderechista Javier Milei ganó las elecciones argentinas en segunda vuelta frente al aspirante oficialista Sergio Massa y se convertirá así en el próximo presidente del país tras hacer campaña con un discurso “anticasta” y un tono provocador.
Milei, de 53 años, era un ‘outsider’ de la política hasta 2021, cuando resultó elegido diputado, sorprendió en las elecciones primarias de agosto, cuando resultó el candidato más votado (29,86 %) como único aspirante de la formación ultraderechista, por delante de la coalición Juntos por el Cambio (centroderecha) y la oficialista Unión por la Patria (peronismo).
Posteriormente, en octubre, quedó segundo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales con casi el 30 % de los votos frente al 36,7 % de Massa, pero en la segunda vuelta logró superar a su rival.
Excéntrico y provocador
Economista libertario, apologeta de la Escuela Austríaca, defiende la libertad en cualquier ámbito de la vida, incluso aquellos contrarios a la ideología ultraderechista como aborto, matrimonio homosexual o adicción a las drogas, siempre que no sean un lastre para el Estado.
Licenciado por la Universidad de Belgrano (Buenos Aires), con dos títulos de posgrado y sin experiencia en materia política, Milei trabajó como asesor económico de diversos organismos y empresas, la última de ellas, Aeropuertos Argentina 2000.
Su provocador carisma y su rompedora manera de hablar de los políticos “chorros” (ladrones) -junto con excentricidades como sortear su sueldo o decir abiertamente que sus mastines le aconsejan- han sido un imán para captar la atención de innumerables jóvenes y desencantados con la política -mayoritariamente hombres-.
Milei fue ganando visibilidad en la opinión pública argentina con constantes intervenciones en programas televisivos, en los que hacía gala de una desinhibida oratoria trufada de insultos contra el poder establecido, la famosa “casta”, a la que, no obstante, terminó aliada al recibir el apoyo del expresidente Mauricio Macri y la excandidata de JxC, Patricia Bullrich, para la segunda vuelta.
Dolarizar la economía y privatizar, entre sus propuestas
Su imagen de rebelde con traje -o vistiendo chaqueta de chándal de una conocida empresa estadounidense debajo de una cazadora de cuero- y el aire de una ‘estrella de rock’ levantaron más de un ceño entre los políticos tradicionales, quienes lo consideraban un “loquito” con complejo de mesías.
Sin embargo, su llegada al Congreso en 2021 empezó a preocupar a la “casta”, especialmente cuando el autodefinido “anarcocapitalista” propuso romper el ‘statu quo’ monetario mediante la dolarización de la economía, la privatización de la mayoría de compañías estatales, la reducción de la carga tributaria y la libertad para acceder a las armas de fuego y para vender órganos.
Su símbolo por excelencia es la ‘motosierra’, con la que advierte de que, si es presidente, recortará drásticamente el gasto público, cerrando y unificando ministerios y clausurando el Banco Central, una de sus medidas más transgresoras.
El explosivo cóctel socioeconómico que vive Argentina ha sido el caldo de cultivo para el crecimiento de las filas ultraliberales que lidera este fan de los Rolling Stones, exportero del Chacarita Juniors y seguidor de Boca Juniors.
No se adhiere a la Agenda 2030 y niega el cambio climático, así como -algo impensable en uno de los pocos consensos de la política argentina- los 30.000 desaparecidos durante la dictadura militar (1976-1983).
Relación clave con sus perros
Su círculo íntimo, además de sus perros a los que denomina “hijos”, está integrado por su pareja, la actriz, bailarina y humorista Fátima Flórez, famosa por su imitación de la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015); y por su hermana Karina, a quien describe como ‘El Jefe’.
Ella es su sombra y, según él justifica por la violencia física y psicológica que sufrió por parte de sus padres, su principal apoyo emocional.
Su estabilidad ha sido objeto de críticas e, incluso, Massa llegó a pedir que los aspirantes presidenciales se sometieran a un examen psicotécnico.