EFE. – Han pasado más de tres años desde que el multimillonario Jeffrey Epstein fue encontrado muerto en su celda, donde esperaba un juicio por tráfico sexual. El estadounidense, nacido en Brooklyn, Nueva York, el 20 de enero de 1953, se convirtió en una figura prominente en los círculos financieros y sociales antes de que su carrera y reputación se vieran empañadas por una serie de escándalos y acusaciones.
Epstein asistió a la prestigiosa Escuela Cooper Union y más tarde al Courant Institute of Mathematical Sciences de la Universidad de Nueva York, aunque no se graduó de ninguna de estas instituciones. Empezó su carrera como profesor de matemáticas y física en la Dalton School, un exclusivo colegio privado en Manhattan.
Su transición al mundo financiero se produjo cuando entró a trabajar en el banco de inversiones Bear Stearns, donde escaló rápidamente hasta convertirse en socio. En 1982, Epstein fundó su propia compañía de asesoramiento financiero, J. Epstein & Co., que posteriormente se renombró Financial Trust Company. La firma estaba diseñada para atender exclusivamente a clientes multimillonarios.
Trabajó con varios personajes adinerados y adquirió una considerable fortuna, lo que le permitió llevar un estilo de vida lujoso y acumular propiedades en lugares como Nueva York, Palm Beach, Nuevo México y París, así como su propia isla privada en las Islas Vírgenes de Estados Unidos.
Delitos sexuales
Sin embargo, el perfil de Epstein cambió drásticamente cuando en 2005 empezaron a surgir acusaciones en su contra por conducta sexual impropia. La primera de ellas llegó mediante una denuncia de los padres de una chica menor de edad que afirmaban que el multimillonario había abusado de su hija. Esto llevó a una investigación extensa que resultó en la acusación en su contra en 2007 por delitos sexuales múltiples.
En un controvertido acuerdo de inmunidad con la fiscalía conocido como un acuerdo de culpabilidad se declaró culpable de dos cargos estatales en Florida: solicitar prostitución y procurar menores para la prostitución. Cumplió 13 meses de una condena de 18 meses de prisión en un área especial de la cárcel del Condado de Palm Beach y se le permitió salir durante el día para trabajar.
En julio de 2019, Epstein fue arrestado de nuevo y acusado de tráfico sexual de menores por la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Nueva York. La acusación alegaba que, entre 2002 y 2005, había explotado sexualmente y abusado de docenas de niñas menores en sus residencias de Manhattan y Palm Beach. Se enfrentaba a una posible condena de hasta 45 años de cárcel si era declarado culpable.
Nunca llegó a ser juzgado por estos cargos recientes, ya que fue encontrado muerto en su celda del Centro Correccional Metropolitano en Nueva York en agosto de 2019. La muerte fue declarada oficialmente como suicidio por ahorcamiento por el médico forense de la ciudad de Nueva York; sin embargo, circunstancias alrededor de su muerte han alimentado teorías de conspiración y dudas entre quienes cuestionan la versión oficial.
Lista de contactos
En 2020, el grupo de hackers Anonymous publicó una ‘lista negra’ de personalidades ligadas a Epstein. Además de sus nombres, figuraba su localización, dirección de correo y algunas observaciones.
El por entonces presidente Donald Trump, su exesposa Ivana y su hija Ivanka, aparecían en el documento filtrado junto con la actriz Naomi Campbell y John Casablancas, “socio de Trump y agente de modelos de Ivanka”.
El pasado 20 de diciembre, la jueza Loretta Preska, de un tribunal federal de Manhattan, ordenó que se revelaran públicamente los nombres de una lista de 180 personajes en un plazo de 14 días. Es por ello que el caso de los contactos de Epstein ha vuelto a saltar a la esfera pública.
Caso emblemático
El legado de Epstein quedó manchado por sus crímenes e inmoralidades que suscitaron indignación pública y pusieron en tela de juicio la conducta de varias figuras públicas y élites poderosas que estuvieron asociadas con él.
Su muerte no puso fin a las investigaciones sobre los delitos de los que se le acusaba ni a los llamados de sus víctimas por justicia.
Su caso ha sido un puntal en el impulso global por la rendición de cuentas en delitos sexuales y ha amplificado el movimiento contra el abuso y la explotación de menores en los círculos de poder.