Santo Domingo.- El orgasmo femenino es la fase culminante del ciclo de respuesta sexual, que se produce tras la excitación y la acumulación de tensión sexual.
Es un reflejo muscular que se caracteriza por contracciones involuntarias y rítmicas de los músculos perivaginales y perineales, y por una sensación de placer intenso en la vagina y pelvis. El útero también se contrae, pero la mujer suele ser menos consciente de estas contracciones.
Con mucha frecuencia se cree que esta experiencia sexual es la etapa final del acto, debido a los padres de la sexología Masters y Johnson que lo consideraban el último punto de progresión del ciclo de la respuesta sexual.
Pero George Bataille en su ensayo sobre «El erotismo» llamó al orgamos femenino como le petite morte, (la pequeña muerte) haciendo alusión al breve abandono y aparente desconexión de la conciencia, una sensación de detenimiento o suspensión que se adelanta unos dos segundos a una serie de contracciones musculares que con frecuencia lo caracterizan.
Cada 8 de agosto es el Día Internacional del Orgasmo Femenino, se celebra esta fecha con el objetivo de crear conciencia sobre la sexualidad femenina y el derecho al placer de las mujeres, ya que aún existen muchos tabúes y miedos en torno a la expresión del deseo sexual por parte de ellas.
El Día internacional del orgasmo femenino tiene su origen en Brasil, en el año 2006, cuando el concejal de Esperantina, José Arimateia Dantas Lacerda, se interesó por un estudio llevado a cabo en la Universidad Federal de Piauí, y que concluía que el 28% de las mujeres de esa región no eran capaces de llegar al orgasmo.
El concejal consideró que dicho estudio demostraba un problema grave de salud pública y, por ello, decidió impulsar una ordenanza que abogara por el placer de las mujeres. La idea era fomentar el derecho de ellas a exteriorizar el deseo y materializarlo, equiparando fuerzas con la población masculina.
Según el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud al asociar el acto sexual con la reproducción, concibió la idea de que el orgasmos femenino y que era producido por la acción sexual entre dos parejas a través del acto era sustantivo, encasillándolo en un completo desarrollo sexual.
Probablemente esta era una idea fundamentada en la reproducción como paradigma del sexo saludable, propia de lo que se ha llamado victorianismo. Ello ha dificultado que se utilicen paradigmas distintos en otras las investigaciones.
Por lo que no concebía la idea de tener esa experiencia fuera de la penetración; una idea muy errónea.
Durante mucho tiempo se ha pensado que el orgasmo vaginal era, por decirlo de alguna manera, el orgasmo sustantivo.
Esta idea fue inaugurada, lamentablemente, por el genial psicoanalista Sigmund Freud, cuando planteaba la hipótesis de que el orgasmo producido por la penetración era el que correspondía a un completo desarrollo sexual.
Es importante destacar que la liberación sexual femenina no solo es un tema de salud, sino también de empoderamiento político y social. Romper los tabúes en torno al placer femenino es esencial para combatir las estructuras ideológicas que perpetúan la dominancia masculina y restringen la libertad sexual de las mujeres y personas disidentes.
Sin embargo, aún en la actualidad, el orgasmo femenino se ve afectado por la llamada “mirada masculina” (male gaze) que impregna los medios de comunicación y la cultura. Esto se refleja en la creación artística y especialmente en la industria pornográfica, donde predominan contenidos que objetivizan y violentan a las mujeres. Aunque ha habido un aumento en la demanda de contenido pornográfico dirigido a mujeres, muchos de estos productos aún están diseñados desde la perspectiva del voyeurismo masculino.
Para cambiar esta situación, es fundamental la difusión de fechas como el Día Internacional del Orgasmo Femenino. Mediante campañas de conciencia y resignificación del placer femenino, las mujeres pueden transformar la manera en que la sociedad conceptualiza el placer en general.
Adriana Cid, terapeuta especializada en sexualidad con perspectiva de género, ha explicado asimismo a EFE que las estadísticas apuntan a una clara brecha de orgasmos entre hombres y mujeres en relaciones heterosexuales, una brecha que no se da, señala, ni en parejas de lesbianas ni si hablamos de masturbación.
Cid señala que existen “varios motivos” que explican ese panorama, desde “el desconocimiento del propio cuerpo” hasta el rol social de las mujeres de proporcionar cuidados y disfrute al otro, relegando el suyo propio.
“Las mujeres estamos muy preocupadas, porque nos educan así, en que el otro esté disfrutado, en que se lo pase bien, y no le damos importancia a nuestro placer. Y además, nos cuesta pedir lo que queremos, a ser asertivas sexualmente”, señala.
Especialista en salud mental y sexual en gente joven, apunta que en los últimos años “algo se ha avanzado”, pero no tanto así en esa capacidad de comunicación y de demandar lo que se quiere en la cama.