La primera dama, Raquel Arbaje, asistió hoy a la entrega de una vivienda a los familiares de Claritza Nivar y Darwin Frías, madre e hijo, quienes fallecieron en el sector Las Palmeras del kilómetro 14 de la Autopista Duarte, tras el derrumbe de una pared ante los efectos de la tormenta Laura, que azotó al país en agosto pasado.
“Hoy, junto al alcalde de Los Alcarrizos, Cristian Encarnación, y junto a Ángel de la Cruz, director de la Comisión Presidencial de Apoyo al Desarrollo Provincial, entregamos una vivienda segura a la familia de Claritza Nivar y Darwin Frías”, informó Raquel Arbaje a través de su cuenta de Twitter.
Recordó que “apenas unos días después de haber iniciado el gobierno, la tormenta Laura azotó el país. Fue un duro golpe para cientos de familias que resultaron damnificadas, en especial para la familia Frías Nivar, que perdió a una hija y a un nieto cuando su vivienda colapsó por las lluvias”.
Aseguró que el gobierno del presidente Luis Abinader trabaja para evitar que tragedias como esas se repitan, “pero también decimos a quienes las sufran que cuentan con una mano amiga”.
“Fui a su encuentro y los abracé muy fuerte. Lloré con ellos en ese momento de dolor tan profundo que no hay palabras que lo describan”, expresó.
Claritza Frías Nivar, de 44 años, y Darwin Frías, de 7 años, fueron víctimas fatales de los estragos de las torrenciales lluvias causadas por Laura.
Según los familiares de las víctimas, el hijo mayor de Claritza, Starling, salió alrededor de las 2 de la mañana a ver el panorama por las fuertes lluvias, percatándose de que la pared se estaba derrumbando y dando la voz de alerta a su madre quien se devolvió para buscar al hijo menor quedando ambos atrapados.
De acuerdo con los residentes de ese sector, Claritza era una madre soltera que crió a sus tres hijos sin que estos se metieran en problemas con las personas y sin causar males mayores.
“Claritza se fajó con sus hijos, el padre de los primeros dos falleció y el del niño nunca se hizo responsable y aun así ella sacó a su familia hacia adelante y yo quiero que tu veas esos muchachos son serios todos y nunca se metieron en problemas”, contó una de las vecinas de la Claritza.
Darwin tenía 7 años de edad y, aunque apenas cursaba el segundo curso, sus maestros lo definieron como un “niño inteligente” ya que aprendía muy rápido las cosas para ser la primera vez que este recibiera educación en un colegio o escuela.