Cada 8 de marzo el mundo conmemora el Día de la Mujer, un día que no es motivo de celebración, sino un reconocimiento de una lucha por la reinvidicación de los derechos y el establecimiento de un trato equitativo dentro de la sociedad que oficialmente inició hace más de un siglo con una tragedia en Nueva York.
El 8 de marzo de 1857, las mujeres que trabajaban en la industria textil, que eran llamadas «garment workers» en inglés, en Nueva York, organizaron una huelga. Ellas peleaban para que hubiera salarios más justos y condiciones laborales más humanas. Sin embargo, al momento de alzar la voz, los agentes de la policía las detienen.
51 años después, el 8 de marzo de 1908, 15,000 mujeres vuelven a tomar las calles de Nueva York para exigir un aumento de sueldo, menos horas de trabajo, derecho al voto y prohibir el trabajo infantil. El eslogan que utilizaron fue «Pan y Rosas». Ya que, el pan representaba la seguridad económica, y las rosas, una mejor calidad de vida.
Una terrible tragedia ocurrió el 25 de marzo de 1911. Ya que, más de 100 trabajadoras textiles, mujeres inmigrantes en su mayoría de Europa del Este e Italia, perdieron la vida en un incendio en la fábrica de Triangle Shirtwaist en Nueva York.
Un total de 123 trabajadoras y 23 hombres murieron. El número de heridos fue de 70. La víctima con más edad tenía 43 años y la más joven, 14 años. Esto impulsó a las mujeres a continuar la lucha.
Mientras que la decisión oficial para institucionalizar la lucha se da en 1977, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pautó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Cada año, millones de mujeres salen a las calles de las principales metrópolis del mundo para conmemorar la jornada y luchar o reivindicar sus derechos. Entre los principales reclamos sociales es el fin de la violencia de género. Además de los pedidos contra los feminicidios, las mujeres reclaman igualdad de condiciones en la sociedad, desde mismas oportunidades laborales y salariales hasta educativas.