No es la primera vez que Jorge Mario Bergoglio se pronuncia en esa dirección (la de la cobertura legal a las parejas homsexuales). Y a eso, probablemente, se referiría el propio Pontífice en el documental cuando señala: “Yo apoyé eso”. Su biógrafo, Austen Ivereigh, recuerda que cuando era arzobispo de Buenos Aires se opuso a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero se mostró a favor de una ley que regulase las uniones en una votación de la Conferencia Episcopal Argentina. “Lo hizo porque cree que deben respetarse los derechos básicos como poder heredar, visitar al otro en el hospital… Es una cuestión de justicia civil. Esa fue su posición matizada, pero perdió el voto con los otros obispos”, recuerda al teléfono el autor de El gran reformador.
Es la primera vez, sin embargo, que Francisco muestra un apoyo tan nítido y directo a este tipo de uniones desde que fue nombrado Papa en 2013. Además, la referencia explícita a la “familia” profundiza más en un concepto hasta ahora tabú para la Iglesia en relación con la convivencia entre personas homosexuales. Francisco pide que se promuevan esas leyes refiriéndose, se supone, a los países donde todavía no existen. La nacionalidad rusa de su entrevistador, además, hace suponer que el Papa piensa en lugares donde no solo no existen estas leyes, sino que los homosexuales son perseguidos.
La posición de Francisco sobre la integración de los homosexuales en la Iglesia ha sido siempre algo ambigua, pero mucho más avanzada que la de sus predecesores. La primera vez que habló de ello como Pontífice fue en un el vuelo de vuelta de su viaje a Brasil en 2013. Entonces dijo: “Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”. Explicó que dicha orientación sexual no era un pecado, aunque matizó que sí lo eran los actos.
Más adelante, además, en unas polémicas declaraciones, aconsejó llevar a los niños homosexuales al psicólogo. “Todo el mundo tiene derecho a tener un crío, venga como venga. Comprendo que genere dolor si es homosexual, pero nunca se echa del hogar a alguien porque tenga tendencia homosexual. Cuando la persona es muy pequeña y muestra síntomas raros, puede ir a un psicólogo para que vea a qué se debe eso”, señaló en una entrevista en La Sexta.
La posición oficial del Vaticano respecto a las uniones civiles entre personas del mismo sexo seguía siendo la que se estableció en 2003 durante el pontificado de Juan Pablo II. Entonces, la Congregación para la Doctrina de la Fe, que dirigía el futuro papa Joseph Ratzinger, publicó un documento bajo el título “Las consideraciones en lo concerniente a las propuestas de dar reconocimiento legal a las uniones entre personas homosexuales”. “La Iglesia enseña que el respeto por las personas homosexuales no puede conducir de ninguna manera en la aprobación de la conducta homosexual o en el reconocimiento legal de las uniones homosexuales”.
La declaración, que llega en un momento de profunda división ideológica en la Iglesia y de presiones desde Alemania para que haya mayores aperturas en este terreno, sorprende por el formato en que se produce. Lucetta Scaraffia, historiadora y experta en asuntos sociales y de la mujer en la Iglesia cree que “es parte de su proceso de apertura”. “Es algo importante. Hay que recordar todos los partidos católicos que han hecho una guerra contra esto. Supongo que creará problemas dentro de la Iglesia y en el mundo político. Quizá hacía falta hacerlo de forma más detallada y transitoria, es como si faltase un pasaje hasta llegar aquí”, opina. Fuente: ElPaís