Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció su primer discurso en ese recinto asegurando que su país está dispuesto a abrirse a una «nueva era de diplomacia» tras la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y resaltó que su país no busca «una nueva Guerra Fría o un mundo dividido en bloques rígidos».
Arrancó la Asamblea General de la ONU este martes 21 de septiembre con la presencia de un centenar de líderes internacionales, todos reunidos en Nueva York a pesar de la pandemia y con una agenda marcada por el Covid-19, el cambio climático y la situación en Afganistán.
Uno de los discursos más esperados fue el del presidente Joe Biden, que hizo su primera aparición en este encuentro después de su llegada a la Casa Blanca en enero.
En su primera intervención ante los miembros del organismo, el mandatario estadounidense envió un mensaje de cooperación y multilateralismo para enfrentar la crisis sanitaria mundial, la crisis climática y el terrorismo.
Biden hizo énfasis en que Estados Unidos se está abriendo a una «nueva era de diplomacia» tras poner fin a un conflicto de dos décadas con la retirada de Afganistán.
«Hemos terminado 20 años de conflicto en Afganistán y al cerrar esta era de guerra implacable, estamos abriendo una nueva era de diplomacia implacable», dijo Biden.
El mandatario siguió su discurso asegurando que el mundo vive una década decisiva y que abordar los desafíos «dependerá de nuestra capacidad para reconocer nuestra humanidad común» y agregó que «en lugar de continuar librando las guerras del pasado, estamos fijando nuestros ojos en desafíos como la pandemia global, abordar el cambio climático, las amenazas cibernéticas y gestionar el cambio de la dinámica del poder global».
«El poder militar estadounidense debe ser nuestra herramienta de último recurso»
La llegada de Biden a la sede de la ONU en Nueva York no se libró de las duras críticas por la apresurada retirada de Estados Unidos de Afganistán. Al querer cumplir su plazo del 31 de agosto como fecha límite para las evacuaciones de tropas, personal y afganos que trabajaron para EE. UU., muchos estadounidenses y aliados afganos se quedaron en el país y ahora luchan por salir de alguna manera.
Refiriéndose a los 20 años de permanencia de las tropas en territorio afgano, Biden dijo que el poder militar de su país debe ser «el último recurso».
«El poder militar estadounidense debe ser nuestra herramienta de último recurso, no la primera, y no debe utilizarse como una respuesta a todos los problemas que vemos en todo el mundo. De hecho, hoy en día, muchas de nuestras mayores preocupaciones no pueden resolverse ni abordarse con la fuerza de las armas», dijo el mandatario.
En esa búsqueda de un mundo más pacífico, Biden siguió hablando sobre sus relaciones con otras naciones, sobre todo con China pero sin mencionarla directamente, asegurando que Estados Unidos «no estaba viendo una nueva Guerra Fría o un mundo dividido» y dijo que Washington está listo para trabajar «con cualquier nación que dé un paso al frente y busque una resolución pacífica para compartir desafíos, incluso si tenemos intensos desacuerdos en otras áreas, porque todos sufriremos las consecuencias de nuestro fracaso».
Por otro lado, en el caso de las relaciones con Irán, Biden se mostró dispuesto a que su país vuelva al acuerdo firmado en 2015.
«Estados Unidos sigue comprometido en otorgar el derecho a evitar que Irán obtenga un arma nuclear. Estamos trabajando con el P5+1 para entablar relaciones diplomáticas con Irán y buscar un retorno al acuerdo JCPOA. Estamos preparados para volver al cumplimiento total si Irán lo hace».
Biden prometió también defender a su aliado, Israel, pero dijo que aún se necesita una solución de dos estados con los palestinos, aunque sabe que es un objetivo lejano.
En su discurso se refirió además a su promesa de unidad aliada, que ahora está siendo probada por un acuerdo tripartito entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido y que tiene indignada a Francia y a la Unión Europea.
Se trata del acuerdo AUKUS firmado por las tres naciones y que acaba con el multimillonario contrato que Australia tenía con Francia para la compra de submarinos y, a cambio, optó por navíos estadounidenses de propulsión nuclear.
Lucha global contra el cambio climático
Uno de los temas que no faltó en la agenda de Biden fue el del cambio climático. El mandatario hizo un llamado a todos los delegados de la Asamblea General de la ONU para que actúen sobre esta problemática, y aseguró que la situación actual está en un «código rojo para la humanidad».
Los eventos climáticos extremos están matando a miles de personas, animales, se está destruyendo la vegetación y todo esto cuesta anualmente miles de millones de dólares.
«Los eventos climáticos extremos que hemos visto en todas partes del mundo, y todos ustedes lo saben y lo sienten, representan lo que el secretario general ha llamado acertadamente ‘un código rojo para la humanidad’. Los científicos y expertos nos dicen que nos estamos acercando rápidamente a un punto sin retorno en el sentido literal», afirmó Biden.
El presidente estadounidense se comprometió también a doblar la ayuda financiera internacional en la lucha contra el cambio climático, pero antes tendrá que llegar a un acuerdo con el Congreso. De esta forma, la ayuda pasaría de 5.600 millones de dólares anuales anunciados en abril a 11.200 millones de dólares.
El demócrata instó además a todas las naciones a «traer sus más altas ambiciones posibles» a la próxima conferencia climática global COP26 que se celebrará en noviembre en la ciudad de Glasgow, Escocia, y a la que planea asistir.
Fuente: EFE