¿Cuál sería un buen objetivo para probar el nuevo sensor de la cámara digital más grande del mundo?
Un brócoli, por supuesto.
Esto puede sonar extraño, pero las intrincadas formas que se encuentran en la variedad Romanesco de esta planta sirven para probar bien la calidad de los detalles.
Y para la cámara que se instalará en el Observatorio Vera Rubin (OVR) en Chile, el rendimiento lo es todo.
Este dispositivo de 3,2 gigapíxeles ayudará a resolver algunas de las cuestiones clave en astronomía que aún están pendientes.
Incluso podría acercarnos a la comprensión de esa «energía oscura» y «materia oscura» del cosmos que parecen estar controlando la evolución de muchas cosas que vemos en el firmamento.
El OVR hará esto creando lo que solo se puede describir como un estupendo mapa del cielo. El observatorio inspeccionará todo su campo de visión en las noches durante 10 años.
No solo registrará las posiciones de miles de millones de estrellas y galaxias, sino que también captará cualquier cosa que se mueva o parpadee. Será un tesoro de datos que mantendrá ocupados a los científicos durante décadas.
Pero para realizar un estudio de este tipo, el OVR necesita una cámara especial, como la que se está ensamblando ahora en el Laboratorio Nacional de Aceleración SLAC en California.
En su centro hay un plano focal de 64 cm de ancho compuesto por 189 sensores individuales o dispositivos de carga acoplada (CCD, por sus siglas en inglés).
Lograr que todos estén montados de forma segura y precisa y que sus complejos componentes electrónicos respondan al unísono ha sido un desafío inmenso.
Pero las imágenes publicadas el martes demuestran que la tarea se completó con éxito.
Fuente: bbc.com