PARÍS (AP) — La investigación del ataque fatal del fin de semana cerca de la Torre Eiffel se centraba el lunes en la salud mental del presunto agresor, quien juró lealtad al grupo extremista Estado Islámico antes de matar a puñaladas a un turista germano-filipino y herir a otras dos personas con un martillo.
El francés Armand Rajabpour-Miyandoab, quien se encuentra detenido, tiene antecedentes de enfermedad mental y de radicalización islámica, detallaron las autoridades. Enfrenta un posible cargo de asesinato relacionado con el terrorismo por el ataque del sábado por la noche que planteó nuevas dudas sobre la seguridad en París, que será sede de los Juegos Olímpicos 2024.
“Este es un caso que vincula, sin lugar a dudas, el islam radical y la enfermedad mental. Debo decirle al pueblo francés la verdad: Hay muchos casos como éste”, afirmó el lunes el ministro del Interior, Gérald Darmanin, añadiendo que alrededor de un tercio de los presuntos radicales bajo vigilancia padecen problemas psiquiátricos.
El apuñalamiento tuvo lugar dentro del futuro perímetro de seguridad que cubrirá ambas orillas del río Sena cuando inicien las Olimpiadas el 26 de julio con un espectáculo y un desfile para 10.500 atletas a lo largo de la vía fluvial que atraviesa la capital francesa.
Se espera que el evento atraiga a cientos de miles de espectadores, pero el tamaño y el alcance del espectáculo al aire libre lo convierten en un desafío de seguridad pública particularmente desalentador en una ciudad que ha sido impactada repetidamente por ataques extremistas.
La ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, insistió el lunes en que Francia era capaz de salvaguardar las festividades inaugurales. Serán los primeros Juegos Olímpicos que se celebrarán fuera de un estadio, que es más fácil de asegurar. No hay planes de respaldo para trasladar el evento a otro lugar, pero la escala del espectáculo y el número de espectadores podrían modificarse, si fuera necesario, dijo la ministra.
“No tenemos un Plan B. Hay un Plan A dentro del cual hay varios subplanes”, dijo Oudéa-Castéra en la radio France Inter.
El sospechoso del ataque del sábado pasó anteriormente más de tres años y medio en prisión por una condena por terrorismo. Estaba en una lista policial de radicales temidos, la agencia de vigilancia antiterrorista de Francia le seguía los pasos y recibió atención psiquiátrica obligatoria hasta abril de este año, dijeron las autoridades.
Unas semanas antes del ataque, la madre del sospechoso dijo a la policía que su hijo había dejado de tomar su medicamento, pero aparentemente le tenía demasiado miedo como para pedir que lo hospitalizaran, afirmó Darmanin.