Santo Domingo.- Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como por ejemplo el ibuprofeno o la aspirina, son algunos de los medicamentos más consumidos a nivel mundial, siendo utilizados para controlar diferentes síntomas, como el dolor, la inflamación y la fiebre.
Pero la ingesta excesiva de de este tipo de medicamentos puede producir efectos no deseables en el organismo y, muy especialmente, en el aparato digestivo. Entre ellos cabe destacar la producción de lesiones en la mucosa que recubre la superficie interna de todo el tubo digestivo, en especial del estómago y duodeno, provocando la aparición de erosiones o úlceras que pueden llegar a sangrar, causando una hemorragia digestiva, o incluso a perforar la pared del órgano donde asientan.
Esto se produce porque debilitan unas proteínas (enzimas) esenciales para mantener íntegra la mucosa digestiva y para otras funciones del organismo como la función renal. Por ello, también pueden alterar la función de los riñones en algunos pacientes que tienen alguna enfermedad predisponente como por ejemplo la cirrosis hepática.
Así lo expone un estudio científico realizado por investigadores de la Universidad Semmelweis en Hungría y publicado en la revista Pharmacology & Therapeutics.
El escrito destaca que la aparición de erosiones y úlceras puede producirse independientemente de cuál sea la vía de administración del fármaco (oral, inyectable o rectal) y que su toma por vía oral junto con alimentos o después de las comidas no protege de su aparición. No obstante, el riesgo no es igual para todas las personas, depende de la dosis, de la duración del tratamiento, de la utilización de otras medicaciones concomitantes, entre otros.
Según el doctor Zádori, algunas enfermedades, como la inflamación crónica de las articulaciones que afecta a la columna y las extremidades o la artritis reumatoide, están asociadas con un desequilibrio en la microbiota intestinal y un crecimiento excesivo de ciertas bacterias, que están relacionadas con el desarrollo y el empeoramiento de estas enfermedades.
De acuerdo con los investigadores, los AINE suelen afectar al intestino delgado, provocando una inflamación leve apenas perceptible con síntomas como dolor abdominal, diarrea o anemia. En casos raros y graves, también puede provocar una perforación intestinal.
La microbiota intestinal es clave en la regulación del cuerpo, incluido el equilibrio de los niveles de azúcar y energía, ayudando al sistema inmunológico y regulando la sensibilidad y el movimiento de la pared intestinal.
Esto quiere decir que un desequilibrio en la microbiota intestinal puede contribuir al desarrollo de diversas enfermedades, como el síndrome del intestino irritable, trastornos hormonales, enfermedades cardiovasculares, autoinmunes y psiquiátricas.