Indianola (EE.UU.) (EFE).- Además del frío que asola estos días el Medio Oeste estadounidense y amenaza con dejar a potenciales votantes en casa, en los caucus republicanos de Iowa hay un protagonista intangible al que los candidatos aluden para conseguir votos porque saben que determina los resultados: Dios.
Donald Trump, Ron DeSantis o, en menor medida, Nikki Haley no lo mentan en sus mítines para pedir su protección o un milagro, sino porque saben que es la vía más directa para llegar a los votantes evangélicos, que en este estado son determinantes. Por eso, en Iowa, mencionan a Dios más que nunca.
“En Estados Unidos hay una rica herencia de valores cristianos y un deseo de defenderlos y mantenerlos” y por ello “probablemente ves a muchos evangélicos y otros cristianos realmente involucrados en la votación”, cuenta a EFE Keegan Crosby, pastor de la iglesia evangelista Grace en Indianola, municipio ubicado a media hora de Des Moines, capital de Iowa.
Es una iglesia pequeña, con capacidad para unos 100 feligreses por servicio, una de las pocas que está abierta el domingo –cuando tiene lugar esta entrevista-, con los termómetros marcando -28 grados centígrados, -40 de sensación térmica.
Son unos 30 los que han logrado vencer al frío. Este lunes se vivirán los caucus más fríos de la historia de Iowa. Es la primera cita del largo calendario electoral camino a las presidenciales de noviembre y los votantes tendrán que decidir quién quieren que sea el candidato republicano a la presidencia.
Iowa y los evangélicos
No hay datos actualizados de cuántos evangélicos hay en Iowa. Según un estudio del Centro Pew publicado hace una década, eran el 28 % de la población, más que los católicos (18 %) y que los no religiosos (21 %).
Pero en los caucus republicanos su presencia porcentual es mayor. En 2016, los últimos con competencia en el Partido Republicano (en 2020 Trump acudió casi en solitario), el 62 % de quienes acudieron a votar eran evangélicos, según datos de la encuesta de ingreso.
Ganó Ted Cruz frente a Trump, quien todavía se enfrentaba a cierto escepticismo. Hoy a priori es el favorito entre todos los potenciales votantes, según las encuestas.
Una de las últimas publicadas, de NBC News, apunta a que el 48 % de los republicanos encuestados quiere que sea el candidato, frente al 20 % que apoya a la ex embajadora en Naciones Unidas, Nikki Haley, el 16 % al gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el 8 % al empresario Vivek Ramaswamy.
El telepredicador que lo cambió todo
El matrimonio entre los evangélicos y la política no ha existido siempre. Dennis J. Goldford, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Drake de Iowa, explica a EFE que tradicionalmente la veían como algo “inmoral y sucio” hasta que en 1988 un predicador televisivo lo cambió todo: Pat Robertson.
Aquel año, el fundador de Christian Broadcasting Network decidió postularse para la nominación republicana. Logró quedar segundo en Iowa y “eso activó a los evangélicos”.
¿La clave? Centrarse en las cuestiones definitorias para los evangélicos como el aborto y la sexualidad, que hoy es precisamente una de las bazas del Partido Republicano actual y de sus candidatos.
“Los republicanos no pueden ganar sólo con ellos, pero tampoco pueden ganar sin ellos, así que los evangélicos ejercen un poder tremendo”, explica Goldford.