“Yo me propuse cambiar un espacio. No me identifico mucho con el rol de primera dama, pero sí con cambiar ese espacio. Bueno, no soy ni primera ni dama. En ese sentido, pienso que hay que salir de ese término conservador y clasista”.
De esta forma describió Irina Karamanos el cargo de gobierno que asumió el pasado viernes 11 de marzo y también al que tendrá como directora del Área Sociocultural de la Presidencia.
Pero de toda su declaración, hubo una frase que quedó resonando en redes sociales y que incluso está inspirando la creación de varias camisetas: “No soy ni primera ni dama”.
El origen argentino de la frase
Tal ha sido el revuelo, que muchos se han preguntado cuál es el origen de esta emblemática expresión. La realidad es que proviene de Argentina, puntualmente de Soledad Quereilhac, investigadora del Conicet, feminista, experta en letras y pareja del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Prensa argentina atribuye el “yo no soy ni primera ni dama” a Soledad Quereilhac en diciembre de 2019, cuando Kicillof asumió en el cargo de gobernador.
Al igual que la antropóloga y cientista social chilena, Quereilhac también ha afirmado no creer en el rol de la primera dama. Así lo ha dado a entender en varias entrevistas y en actos públicos donde se presenta como la “anti primera dama”.
“De ninguna manera podría pensarme como ‘primera’ frente al resto de las mujeres de la Provincia por el solo hecho de estar casada con quien fue electo para gobernar cuatro años. Eso no es ningún mérito; es una elección amorosa, muy feliz, por cierto. Pero no es un título. A mí nadie me votó. No existe el fenómeno de la ‘ósmosis matrimonial’: los atributos soberanos de Axel no tienen por qué andar pasándose a mi persona”, declaró en 2020 la escritora, según cita Perfil.com.
Sobre el término ‘dama’, dijo que este “connota una discriminación de clase inaceptable. ‘Dama’ era, lisa y llanamente, la mujer con privilegios. Aquella que se contraponía a las trabajadoras que sostenían parte de esos privilegios: la sirvienta, la obrera textil, la lavandera, la mucama, la niñera, la prostituta. No sólo es un término anacrónico; es clasista y conlleva, además, a un equívoco moral lamentable: la dama posee su ‘virtud’ intacta, gracias a que se reprime sexualmente”.
Y añadió: “Las palabras tienen mucho peso y en ellas aún quedan encerrados muchos prejuicios. Yo no puedo mirar con inocencia esos rótulos y por eso me corro”.
Pero esto viene de mucho más atrás, ya que la misma Soledad citó a Beatriz Gutiérrez Müller, doctora en Historia y esposa del actual presidente de México, Manuel López Obrador, quien antes había pedido ‘poner fin a la idea de la primera dama’. “Entendí que el inicio del ocaso de la figura tradicional de ‘primera dama’ era sentido y nombrado por mujeres de otros países”, destacó.
Como una gran seguidora de Evita Perón, Soledad Quereilhac hizo la diferencia sobre el rol de primera dama que asumió en esos tiempos. “No puedo ver un legado de Eva en este sentido porque en ese momento las mujeres estaban muy limitadas en la política. Y ella, por ser la pareja de Perón, tuvo un acceso al poder que luego encauzó hacia una militancia política que la sacó rápidamente del rol de ‘primera dama’”, cerró.
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