Santo Domingo. – A solo horas de que Ecuador acuda a las urnas para definir a su próximo presidente, el tablero político ha dado un giro inesperado. La candidata correísta Luisa González, que hace apenas un año no figuraba como favorita, llega a la segunda vuelta con una fuerza renovada y con posibilidades reales de vencer al actual mandatario, Daniel Noboa. Así lo plantea el estratega político Andrés Elías, quien advierte que el presidente enfrenta el balotaje sin una narrativa clara, sin respaldo sólido y arrastrando el desgaste de su corta gestión.
Desgaste sin logros visibles
Tras 14 meses en el poder, Noboa no ha logrado consolidar una obra emblemática que muestre resultados concretos. No hay nuevos hospitales ni proyectos sociales de gran impacto. “Falta inversión social”, reconocen incluso algunos analistas. Su primer informe de gestión fue calificado como pobre en resultados, con una economía estancada y una inseguridad que sigue golpeando al país. En palabras de Elías: “Mucho ruido en redes, pero poca nuez en la vida cotidiana”.
Hace un año pocos imaginaban que Luisa González tendría la delantera. Pero a las puertas del balotaje en Ecuador, la candidata correísta podría dar la sorpresa y derrotar al presidente Daniel Noboa. ¿Qué ha cambiado? Una tormenta perfecta de desgaste oficial y resiliencia…
— Andrés Elías (@andreseliascom) April 11, 2025
Errores que pasaron factura
El desgaste del mandatario no es solo producto del paso del tiempo. Según el análisis de Elías, decisiones polémicas como el intento fallido de privatizar el campo petrolero Sacha —proceso empañado por acusaciones de conflicto de interés familiar— dejaron un hueco fiscal de 1.500 millones de dólares y dañaron su credibilidad. A esto se suma el anuncio de una alianza con Erik Prince, fundador de la polémica empresa de mercenarios Blackwater, lo que fue duramente criticado en redes y medios como una “entrega de la seguridad a mercenarios”.
Un estilo que desconectó
A lo anterior se suma un estilo de gobierno autoritario y vertical. Noboa gobernó mediante decretos y mantuvo al país bajo constantes estados de excepción. Su ausencia en debates con la prensa o la oposición fue notoria. Esta actitud, inicialmente vista como signo de firmeza, terminó por alejar a la clase media informada y a los sectores populares, que lo perciben como un presidente elitista, distante y rodeado de tecnócratas y familiares. Mientras tanto, los problemas del día a día —como apagones y violencia— persistían.
Una narrativa anticorreísta que ya no convence
Durante años, el discurso contra Rafael Correa y sus aliados fue una fórmula efectiva. Pero hoy parece agotada. Ocho años de oposición han generado anticuerpos en buena parte del electorado. El relato del “correísmo corrupto” ya no moviliza como antes. González, lejos de esquivar esa etiqueta, ha sabido resistir los ataques sin confrontación directa, lo que, paradójicamente, la ha fortalecido.
Luisa González: de subestimada a favorita
González ha capitalizado el desgaste de Noboa y ha ampliado su base. Su campaña ha sumado apoyos desde sectores indígenas hasta grupos de izquierda y derecha que anteriormente se mantenían distantes. Su consigna de “Revivir el Ecuador” ha encontrado eco en redes y barrios. Medios internacionales destacan su ascenso frente a un gobierno que, para muchos, perdió el rumbo.
Un clima electoral cargado de hastío
El ambiente en redes sociales refleja el hartazgo de amplios sectores: hashtags como #NoboaNoCumple y memes que ridiculizan su gestión han ganado tracción. En paralelo, crece la expectativa sobre la posibilidad de que González se convierta en la primera mujer en llegar a la presidencia ecuatoriana mediante las urnas.
“Luisa González podría ganar”
Para Andrés Elías, estratega político, el escenario está definido: “Luisa González podría ganar porque su adversario se quedó sin gasolina política. Noboa llega sin narrativa ni respaldo sólido; González, en cambio, arriba con viento a favor, inmunizada contra los ataques de siempre y con un electorado hambriento de cambio”.
Si nada extraordinario ocurre, Ecuador podría estar a las puertas de un vuelco histórico. El correísmo, tras ocho años en la oposición, podría volver al poder de la mano de una candidata que ha demostrado resiliencia y capacidad de adaptación. Todo se definirá este domingo, en las urnas.