Las manifestaciones se suceden en las regiones del Lejano Oriente ruso contra el intervencionismo del presidente. Crece el descontento y el Kremlin teme que afecte a las elecciones locales de septiembre.
Cuando en 2012 las manifestaciones contra el Kremlin alcanzaron su clímax, los detractores de esta nueva oposición rusa tacharon al movimiento de ‘fenómeno urbanita’ ligado exclusivamente a la juventud de la nueva clase media de las grandes ciudades del país: Moscú y San Petersburgo. Tras algunos ‘chispazos’ en provincias por asuntos puntuales durante estos años (protestas para defender un parque, frenar una carretera o exigir una gestión justa de la basura) la llama del descontento ha prendido en el otro confín del país: el Lejano Oriente ruso. El buen tiempo ha sacado a los rusos recónditos a la calle, imitando las protestas de Moscú.
No obstante, miles de personas se concentraron este sábado en el centro de Jabarovsk, una de las principales ciudades del Lejano Oriente de Rusia, para exigir la puesta en libertad de su gobernador, Serguei Furgal, que fue detenido esta semana acusado de organizar los asesinatos de dos empresarios en 2004 y 2005. Furgal era uno de los pocos gobernadores de la oposición que resultaron elegidos en las pasadas elecciones regionales de 2018.
Según la prensa local, la manifestación ha sido la protesta pública más grande en la historia de la región. Aunque en Rusia los gobernadores suelen gozar de un apoyo popular modesto y en muchas ocasiones su permanencia en el cargo depende de su sintonía con el Kremlin, esta vez los vecinos de la localidad se han volcado a favor de su líder regional. Según la agencia estatal TASS, una amplia manifestación recorrió la ciudad de Jabarovsk con lemas como «Devuélvannos a Furgal» o «Furgal, a casa». También hubo eslóganes más duros como «¡Putin, ladrón!».
Los arrestos de gobernadores no algo nuevo en Rusia. Desde 2015, cuatro jefes regionales en funciones se encuentran encerrados y bajo investigación criminal, pero ninguno de estos casos ha provocado una reacción tan negativa entre los electores como el arresto de Furgal. Y todo ello a pesar de que los cargos que pesan contra él son especialmente graves.
Furgal fue durante años diputado en el Parlamento ruso y es un destacado miembro del ultranacionalista Partido Liberal Democrático de Rusia (LDPR). Su nombre fue la sorpresa del mes cuando se impuso en las urnas al candidato del partido oficialista Rusia Unida. El año pasado, en medio de la ola de protestas que hubo en todo el país, el partido LDPR hizo nuevos avances y ganó una serie de elecciones en la asamblea legislativa y en los consejos municipales de la región. Ni un solo candidato de Rusia Unida logró un escaño en la Duma de la ciudad de Jabarovsk.
Vía: Elmundo.es