Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco pidió que acabe el desperdicio, la mercantilización y la contaminación del agua en un videomensaje enviado a las Naciones Unidas con motivo del Día Mundial del Agua 2021, que leyó el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
En el mensaje se denunció que «desperdiciar, desdeñar o contaminar (el agua) ha sido un error que continúa repitiéndose también en nuestros días».
«En el siglo XXI, en la era del progreso y de los avances tecnológicos, el acceso al agua potable y segura no está al alcance de todos. El Santo Padre nos recuerda que el agua es un derecho humano básico, fundamental y universal, […] condición para el ejercicio de los demás derechos humanos», aseguró Parolin.
Así como «un bien al que todos los seres humanos, sin excepción, tienen derecho a acceder de forma adecuada, de modo que puedan llevar una vida digna».
Y aseveró que “este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarle el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable».
Parolin afirmó que además de los ya conocidos problemas como el cambio climático, «la actual crisis sanitaria, que ha agrandado las desigualdades sociales y económicas existentes, poniendo en evidencia el daño causado por la ausencia o la ineficacia de los servicios hídricos entre los más necesitados».
Por ello, tomando el lema de la jornada, “Valorar el agua”, el papa invitó a realizar un “uso sensato, en función de nuestras necesidades reales y respetando las de los demás».
«Si vivimos con sobriedad y ponemos en el centro de nuestros criterios la solidaridad, emplearemos el agua racionalmente, sin despilfarrarla inútilmente, y podremos compartirla con quienes más la necesitan», añadió.
Para garantizar el justo acceso al agua, destacó el pontífice, «es de vital urgencia actuar sin dilación, para acabar de una vez por todas con su desperdicio, mercantilización y contaminación» e instó a, «una más que necesaria colaboración entre los Estados, el sector público y privado, así como la multiplicación de iniciativas por parte de los organismos intergubernamentales».
«Apresurémonos, por tanto, para dar de beber al sediento. Corrijamos nuestros estilos de vida, para que no derrochen ni contaminen», instó.
Según datos de la ONU, 2.200 millones de personas todavía carecen de acceso al agua y la escasez de la potable ya afecta a casi el 30% de la población mundial y se prevé que este porcentaje siga al alza por los efectos nocivos del crecimiento de la población, las demandas de la agricultura y la industria y el empeoramiento de los impactos del cambio climático.