A través de tres historias que inevitablemente terminan conectadas, “El estafador de Tinder”, es un documental de dos horas que muestra todos los rostros de Simon Leviev, el falso “Príncipe de los diamantes”.
Su historia podría ser la de cualquier estafador de hace cincuenta o cien años atrás. La diferencia radica en que este personaje se valió de una simple aplicación para acostarse con varias féminas, enamorarlas y luego robarles, sin dejar rastros que ameriten pasar muchos años en cárcel.
El primero de los testimonios que recoge el documental es el de la noruega Cecilie Fjellhøy, una joven que ve a Tinder como el lugar perfecto para encontrar “el amor de su vida”.
Entre pasada y pasada, esta mujer descubrió al apuesto Leviev, quien se presentó como hijo (y heredero) del “Rey de los diamantes”. Para sostener su historia, el estafador, de manera profesional y sabiendo lo que hacía, mantenía un Instagram plagado de fotografías en hermosos lugares, siempre con ropa de marca, derrochando dinero en lujosos hoteles y restaurantes.
Sin ningún ánimo moralista, “El estafador de Tinder” deja en claro cómo esta aplicación es para muchos solo una forma de tener sexo sin compromiso posterior. Esto tal vez relaja los cuidados que muchos de sus usuarios tienen al usarla.
El problema ocurre cuando uno de los involucrados se enamora y quiere dar el siguiente paso. Eso pasó con Fjellhøy, quien tras una romántica velada con el estafador israelí creyó haber encontrado al novio soñado.
A partir de este momento el documental enumera los buenos momentos que el Simon y Cecilie pasaron en distintas ciudades de Europa. Uno particular surge aquí: el estafador llevó de viaje a su novia en un jet privado.
¿Quién iba a bordo? Además de la pareja, el guardaespaldas de turno que Simon solía llevar, pero también su ex esposa y su pequeña hija. ¿Quién se atrevería a dudar de la honestidad de un hombre que puede viajar sin problemas con su ex y su hija?
“El estafador de Tinder” tiene un ritmo por ratos incesante. Conforme avanzan los minutos resulta inevitable pensar ¿en qué momento viene el engaño? ¿Cómo es que Cecilie cayó en la trampa? Aunque parezca sorprendente, la víctima en este engaño sí fue capaz de dudar.
Pero aquí viene el segundo nivel de la estafa. Simon se percató de que cada detalle sobre su vida personal y laboral que le contaba a sus novias encaje con “hechos” concretos de la virtualidad. Su “padre” millonario sí existe, la empresa para la que trabajaba, también, etc., todo encajaba.
Paralelamente a la historia de Fjellhøy, el documental de Netflix nos presenta a Pernilla Sjøholm, una bella sueca que también hizo ‘Match’ con Simon en Tinder.
Aunque a diferencia del primero caso aquí no hubo un vínculo sexual (“Me pareció muy bajo de estatura para mí”), lo cierto es que ambos personajes forjaron una amistad basada en los viajes, lujos e interminables noches de hermosas capitales europeas.
Todo, por supuesto, inicialmente pagado por el estafador, también aquí auto presentado como el ‘Príncipe de los diamantes’ y heredero de un imperio.
ASÍ SE ROBÓ EL DINERO
Bajo la excusa de que su negocio de diamantes era algo sumamente peligroso, Simon Leviev no solo caminaba resguardado y acompañado por varios ‘asistentes’. También se la pasaba diciendo que su seguridad personal era permanentemente amenazada.
Una noche cualquiera, el estafador llamaría muy temprano a Cecilie Fjellhøy y le enviaría unas fotografías. Había sufrido un atento y, para evitar mayores riesgos, todas sus tarjetas habían sido bloqueadas.
Ya en una fase de enamoramiento, como probablemente pasó con muchas otras víctimas en distintos países, la noruega no dudó en hacerle un primer préstamo de varios miles de dólares. “Pronto se solucionará y te devolveré”, le respondía Simon. Ella, aunque estable económicamente, no era una persona adinerada.
Así pues, debió pedir un préstamo bancario que algunos días después se repetiría varias veces más. En pocas palabras, hipotecarse para salvar al novio en problemas. Todo eso pasaría en apenas unas semanas.