Redacción Internacional. – La gente lo mira y lo ve como un adolescente, pero este hombre está por cumplir 33 años. Es una historia de Benjamin Button en la vida real: su cuerpo dejó de madurar hace 20 años.
El ruso Denís Vashurin vive en una aldea de la región de Krasnoyarsk en Siberia. No es que le guste mucho Moscú, pero ha llegado hasta aquí para dar una entrevista a un bloguero de YouTube y contar su dramática historia.
En la entrevista comparte la experiencia de un hombre de 32 años en el cuerpo de un adolescente. Nació en 1987 y la combinación de la foto en su pasaporte con su fecha de nacimiento sorprende a todos. Denís trabaja para una compañía de suministro de electricidad a la población, es un hombre cualquiera y solo se distingue de los demás por su apariencia.
A una edad temprana, el chico empezó a darse cuenta de que no era como los demás. En el jardín de infantes, crecía y cambiaba más lentamente que sus compañeros, pero en aquel entonces aún no pensaba en las causas. Pero al madurar, las diferencias entre él y sus compañeros se hicieron cada vez más evidentes.
«En el colegio era el más pequeño», recordó el joven.
No obstante, su aspecto no le impidió estudiar: obtenía buenas notas incluso en educación física, a veces, por el contrario, superaba a muchos de sus compañeros.
«No prestaba atención [al defecto], no pensaba en ello. Siempre he sido activo, incluso probablemente, como dicen ahora, hiperactivo. Siempre he tenido muchos amigos y nunca me menospreciaron», reveló Vashurin.
Solo más tarde, Denís se dio cuenta de que no crecería como los demás chicos de su edad.
«Cuando me di cuenta de que ya no iba a cambiar físicamente, al principio me sentí un poco mal. Pensaba en cómo serían las cosas, cómo iba a funcionar mi vida, si iba a ser difícil para mí», cuenta.
Al principio no le fue fácil aceptar sus diferencias y limitaciones.
En la vida cotidiana, al ver a Denís, la gente no cree que tenga 32 años, incluso cuando se lo dice en serio. Mucha gente piensa que está bromeando. A veces incluso se mete en problemas.
«Un día, me detuvo la policía de tráfico local, y yo tenía una vieja licencia, ya desgastada. El inspector pensó que yo era un joven que había pegado su foto como si tuviera licencia para conducir», recuerda.
«¿Por qué tengo que explicarlo cada vez?»
Luego, el policía consultó la base de datos, se aseguró de que era adulto, y se convirtió todo en una broma. Denís confiesa que en ese momento estaba enfadado con los policías de tráfico porque lo detuvieron durante mucho tiempo sin ninguna razón. No le gusta que pase eso cuando conduce.
«¿Por qué tengo que explicarlo cada vez?», pregunta indignado.
Mucha gente cree que se siente físicamente igual que como se ve: como un chico de 13 años. Pero esa opinión es equivocada, y todos los dolores de espalda y articulaciones que los adultos enfrentan también le son familiares.
Sus amigos y su novia incluso lo llaman abuelo en broma. Pero no por problemas de salud, sino por su personalidad testaruda. Su novia y él han salido durante cuatro años ya. Se conocieron primero y luego empezaron una relación, así que no tuvo que mostrarle su pasaporte para probar su edad.
Lo más estresante en la vida de Denís es que los transeúntes en la calle empiezan a mirarlo cuando lo ven salir del automóvil. Algunos incluso lo señalan con el dedo ya que piensan que es un niño detrás del volante. También está cansado de que la gente lo tome por un adolescente tratando de enseñarle la vida.
«No pueden vivir mi vida por mí. No saben cómo vivirían en mi cuerpo, en mi situación, qué clase de persona serían. Así que no hace falta juzgar,» recalca.
El joven afirma que le resulta más fácil vivir en su pueblo, donde todos lo conocen y no le preguntan nada. Le gusta pasar su tiempo libre lejos de la gente: en el bosque, cazando o pescando, a solas con él mismo. Fuente: MundoSputnik