Agencia AFP. – Desde los años ochenta, los avances en materia de derechos de las mujeres fueron seguidos casi sistemáticamente por contraataques reaccionarios en todo el mundo, señalan especialistas en feminismo y observadores.
He aquí un análisis de la evolución del fenómeno antes del Día Internacional de la Mujer, que se celebra el viernes.
¿”Guerra no declarada”?
El contrataque reaccionario contra las mujeres fue analizado por la feminista estadounidense Susan Faludi en su obra “Backlash. The Undeclared War Against American Women”, (“Reacción: la guerra no declarada contra la mujer moderna”) publicado en Estados Unidos en 1991.
La escritora describe la estrategia aplicada en Estados Unidos por movimientos conservadores tras la liberalización del aborto y la entrada masiva de las mujeres en el mercado laboral en los años 1970.
Estos movimientos hacen responsables al feminismo y a los derechos obtenidos por las mujeres de todos los problemas, desde los abortos espontáneos hasta la infertilidad -pasando por la depresión-, con base en estudios estadísticos incompletos o erróneos, escribe Faludi.
El concepto de “backlash” (reacción, contrataque) volvió con fuerza al debate feminista en 2022 cuando la Corte Suprema de Estados Unidos revocó la sentencia Roe vs Wade, que reconocía el derecho al aborto y con el veredicto en el proceso de difamación del actor Johnny Depp contra su exmujer Amber Heard, que había evocado su condición de víctima de violencia doméstica.
¿Quién está detrás?
“Se trata de una coalición muy heterogénea, compuesta por países muy conservadores respecto a estas cuestiones, organizaciones provenientes de la extrema derecha y/o movimientos religiosos fundamentalistas”, enumera Lucie Daniel, de la asociación feminista Equipop y coautora del informe “Derechos de las mujeres: combatir el ‘backlash’”, publicado en 2023 con la Fundación Jean Jaurès.
“Estos movimientos están muy bien organizados, conectados entre sí y financiados por grandes figuras conservadoras”, añade.
Neil Datta, que dirige el Foro Parlamentario Europeo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, catalogó más de 120 organizaciones antiaborto en Europa y pudo revisar las cuentas de 54 de ellas.
“De 2009 a 2018, 700 millones de dólares fueron destinados a campañas antigubernamentales”, financiadas esencialmente por “la derecha cristiana estadounidense, oligarcas rusos y élites económicas y sociales en varios países europeos”, destaca.
Estos movimientos se “profesionalizaron” y “ahora influyen en los parlamentarios y en la diplomacia de los Estados miembros. Saben cómo iniciar litigios jurídicos”, enumera.
¿Qué tan grande es?
Desde Afganistán hasta Brasil, pasando por Estados Unidos o Hungría, los movimientos contrarios al avance de los derechos de las mujeres actúan en todas partes, destacan los especialistas.
Incluso en Suecia, que suele presentarse como modelo de igualdad de género. Apenas llegó al poder en octubre de 2022 el actual gobierno, apoyado por la extrema derecha, anunció el abandono de la “diplomacia feminista”, lanzada en 2014 por la ministra de Relaciones Exteriores Margot Wallström.
“El progreso mundial en materia de igualdad entre mujeres y hombres se desaceleró en todas las regiones y algunos retrocesos en los derechos de las mujeres y las niñas protegidas por la ley se intensificó considerablemente”, advirtieron en 2023 expertos de la ONU.
Estos movimientos también invadieron las redes sociales, donde se multiplicaron las incursiones masculinas para “silenciar o desacreditar a las mujeres”, señaló el Alto Consejo para la Igualdad (HCE) francés en su informe de 2023.
¿Cuál es el impacto?
Para Faludi, el efecto de estas campañas es evidente a simple vista, “desde la ola de violencia doméstica aumentada por la pandemia hasta la aparición de los ‘íncel’, solteros involuntarios que odian a las mujeres, pasando por el diluvio de pornografía y ciberacoso”, dijo en una entrevista con la revista francesa Télérama en 2023.
El HCE señaló en 2022 un contrataque que operaba “concretamente en decisiones políticas importantes en numerosos países”, citando en particular el “retroceso histórico” del derecho al aborto en Estados Unidos pero también en Polonia o en Hungría.
En este contexto, es indispensable “aumentar la financiación de las asociaciones y movimientos feministas”, subraya el informe de Equipop y de la Fundación Jean Jaurès de 2023.