La luna de miel que mantenían las violentas pandillas de El Salvador con Nayib Bukele ha saltado por los aires en las últimas horas con el asesinato de 76 personas en tan solo dos días. A los 14 muertos del viernes se suman los 62 de este sábado, en lo que supone el día más violento de los últimos 20 años.
La respuesta de Bukele no tardó en llegar y a medida que se conocía la cifra de muertes anunció vía Twitter una solicitud urgente al Congreso para acumular poderes extraordinarios. Al mismo tiempo, pidió vía libre para que militares y policías puedan actuar con contundencia contra los pandilleros y amenazó a los jueces que traten de impedirlo.
“Solicito a la Asamblea Legislativa decretar hoy mismo régimen de excepción, de acuerdo al artículo 29 de la Constitución de la República”, escribió Bukele en la red social. El líder del Congreso, Ernesto Castro, respondió rápidamente a la solicitud del presidente: “¡Estamos con usted! Cuente con ello”. La Constitución salvadoreña contempla la suspensión de garantías constitucionales en caso de “guerra, invasión del territorio, rebelión, sedición, catástrofe, epidemia u otra calamidad general, o de graves perturbaciones del orden público”.
Los nuevos poderes de los que gozará el mandatario permiten restringir la libertad de entrada y salida del país, la libertad de expresión, la inviolabilidad de la correspondencia, la prohibición de la intervención de telecomunicaciones sin orden judicial. También quedan suspendidas: la libertad de asociación, el derecho a ser informada de las razones de un arresto, la asistencia de un abogado y el plazo máximo de 72 horas de detención y consignación ante un juez.
La aprobación del Estado de excepción es un mero trámite para Bukele que ya ejerce con puño de hierro el poder, ya que son necesarios 63 votos de los 84 congresistas de la cámara, en la que el oficialismo posee al menos 64. Antes de pedir el Estado de excepción, Bukele escribió en la red social que la Policía y el Ejército “deben dejar que los agentes y los soldados hagan su trabajo y deben defenderlos de las acusaciones de quienes protegen a los pandilleros”. Además, señaló que la Fiscalía “debe ser eficaz con los casos” y lanzó una amenaza a los jueces que tengan que atender posibles violaciones a los derechos humanos, a quienes les advirtió: “estaremos pendientes de los jueces que favorezcan delincuentes”.
Hasta este sangriento fin de semana, el gobierno de Bukele y las tres pandillas salvadoreñas, MS13, La 18 y 18-R, con un ‘ejército’ de casi 70.000 personas dedicadas a la extorsión y el homicidio a lo largo de todo el país, mantenía un pacto secreto con el Gobierno que permitió reducir hasta niveles nunca vistos la violencia en El Salvador. El acuerdo concedía privilegios carcelarios y frenar la extradición de los líderes, entre otros beneficios, a cambio de terminar con los homicidios. El pacto, negado por Bukele, pero revelado por el periódico El Faro y confirmado por Estados Unidos, le ha permitido hasta ahora gobernar con altas tasas de popularidad gracias, entre otras cosas, a la seguridad lograda en las calles. Los expertos tratan de averiguar ahora qué falló o qué acuerdos se incumplieron para que las pandillas hayan reaccionado de esta forma. La matanza de este finde semana incluyó también un claro mensaje al mandatario donde más le duele, ya que uno de los cuerpos fue abandonado en Surf City, el complejo turístico cercano a la capital con el que Bukele se exhibe al mundo como el presidente de un país cool que opera en Bitcoin.
Por el momento, las autoridades no han dado las razones que esconden este incremento, pero el mes de marzo confirma la tendencia al alza durante varios días. Con los muertos de viernes y sábado, El Salvador llegó a los 148 asesinatos, una cifra muy superior a enero y febrero, que terminaron con 85 y 79 muertes violentas, respectivamente.
Fuente: EL PAÍS América