Por: Frankelvin Sánchez
Los residentes de la provincia El Seibo, en el Este de República Dominicana, que se quedaron durante el huracán en sus casas, emergen dentro de los escombros con historias desgarradoras.
Otros, que fueron evacuados, se enfrentan al hecho de que gran parte de su comunidad fue destruida por el huracán Fiona, una tormenta que se intensificó repentinamente, tocando tierra este lunes con vientos sostenidos de 155 kilómetros por hora.
Miedo, angustia y desesperación. Esos eran los sentimientos que pasaban por la mente de aquellos que se resguardaron en sus hogares durante en el fenómeno natural.
Para José Rivera, ese miedo se volvió real cuando observó que a las 4:00 de la madrugada el rio comenzó a subir hasta llegar hacia su vivienda donde vive con sus dos hijos y su esposa.
El inodoro de la pequeña casa de la familia, ubicada en el barrio Capotillo, quedó a la intemperie cuando una ráfaga de viento de la tormenta levantó complemente la cobija de zinz del baño.
El huracán Fiona devastó varios países del Caribe, dejando a su paso una huella de destrucción y recuperación que tardará años en terminar.
Elisabeth Guzmán, quien reside junto a sus cuatros hijos menores de 10 años en el barrio Ginandiana, tuvo que abandonar su hogar para refugiarse donde un familiar.
Cuando se percataron, A las 4:30 de la madrugada, que el nivel de rio que colinda con su vivienda aumentaba, el hermano de Elisabeth trató de recuperar algunos de los enseres del hogar, sin lograr retener prácticamente nada.
Hoy la joven madre, permanecía frente a su hogar con una escoba en sus manos y con una mirada lejos, que denotaba la angustia que se tiene cuando un día te levanta y pierde todos los artículos del hogar.
Romanita Rodríguez una señora pasada de los 60 años, narró que cuando se dio cuenta que las aguas del río El Seibo inundó su casa, le dio un ataque de nervio que no le permitió sacar nada de su vivienda.
“No pude hacer nada. Me atacó los nervios y no pude sacar nada”, se lamentaba la señora.