La tarde del vuelo 4819 de Delta Airlines se convirtió en una verdadera pesadilla para los pasajeros cuando la aeronave, que llegaba de Minneapolis, sufrió un aterrizaje fallido en el Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto. A causa de intensas ráfagas de viento, el avión perdió el control al aterrizar y terminó volcado sobre la pista, dejando a los pasajeros suspendidos en el aire mientras sus cinturones de seguridad los mantenían sujetos a los asientos.
El impacto fue instantáneo. “Todo sucedió tan rápido. El avión se inclinó de repente, y antes de darme cuenta, estábamos boca abajo, todavía atrapados en nuestros asientos”, relató Peter Carlson, uno de los pasajeros, a CBC News. El avión comenzó a deslizarse por la pista antes de volcarse completamente, desatando el caos entre los ocupantes
El pánico se apoderó de los pasajeros mientras el humo y las llamas invadían la cabina. “Cuando nos dimos cuenta, estábamos colgando boca abajo. Todos estábamos en la misma situación, intentando salir lo más rápido posible”, recordó John Nelson, quien se encontraba en el vuelo. A su lado, Peter Koukov apenas alcanzó a procesar lo que sucedía, “no entendí lo que pasaba hasta que el avión tocó el suelo y sentí que se volcaba”, comentó en declaraciones a CNN.
El fuego comenzó a extenderse rápidamente por el fuselaje, mientras algunos intentaban salir por sus propios medios. La nieve cubría la pista y el viento helado dificultaba la visión. “Se sentía como si estuviéramos caminando sobre una tundra”, dijo Carlson, quien, a pesar de la confusión, intentó ayudar a otros a salir. “No me importaba el frío. Todos queríamos salir de allí”, añadió, refiriéndose a la madre y su hijo pequeño a quienes asistió para llevarlos a un lugar seguro.
Las imágenes tomadas por los mismos pasajeros muestran la magnitud del accidente: el avión boca abajo, el fuselaje destrozado, y la ala derecha desaparecida entre los escombros. Algunos, en medio de la urgencia, decidieron llevar sus maletas consigo mientras huían del avión en llamas, pese a las indicaciones de los asistentes de vuelo de dejar atrás cualquier pertenencia.
A solo unos metros, un helicóptero médico se acercaba para auxiliar a los heridos, mientras los controladores de la torre informaban sobre la situación. “Hay personas caminando fuera del avión”, reportó uno de los pilotos del helicóptero, mientras confirmaba que la aeronave estaba volcada y envuelta en llamas.
Aunque el pánico inicial hizo temer lo peor, los bomberos lograron sofocar el incendio antes de que se produjera una explosión más grave. Nelson, aún impactado, resumió la experiencia con una sensación de alivio: “Hubo otra explosión, pero los bomberos llegaron a tiempo y nos pusimos a salvo”.
Este aterrizaje de emergencia pasará a la historia como un testimonio de resiliencia y valentía, donde los pasajeros no solo lucharon por sobrevivir, sino que se ayudaron mutuamente a salir de una situación de extremo peligro.