Washington (EFE).- Los aranceles impuestos por EE.UU. para el acero y aluminio importados entraron en vigor este miércoles en un momento de creciente incertidumbre en los mercados por los cambios de rumbo del Gobierno de Donald Trump en su política comercial, especialmente enzarzado en disputas comerciales con Canadá.
Los aranceles del 25 % al acero y aluminio importado a EE.UU. comenzaron nada más pasar la medianoche sin excepciones y afectarán sobre todo a Brasil, México, Corea del Sur y Vietnam, en acero; y a Emiratos Árabes Unidos, Rusia y China, en aluminio.
El más afectado será Canadá, un importante origen tanto de importaciones de ambos metales, y con quien este martes Trump mantuvo un pulso por la subida de los precios de la energía por parte de la provincia de Ontario.https://truthsocial.com/@realDonaldTrump/114144217763824399/embed
Tras anunciar en febrero que el 12 de marzo se activarían gravámenes del 25 % para todo el acero y aluminio procedente de fuera, Trump comunicó a primera hora del martes que la tasa para Canadá -el país que mayor volumen de estos dos metales suministra a EE.UU.- sería el doble, del 50 %.
Trump explicó que la medida es una respuesta a la decisión adoptada por la provincia canadiense de Ontario de incrementar desde el pasado lunes en un 25 % el precio de la electricidad que suministra a Estados Unidos.
Esa decisión fue a su vez una réplica al tono especialmente agresivo que el presidente estadounidense mantiene contra el país vecino, tanto en términos mercantiles como de soberanía.
Trump abre la puerta a suspender los aranceles a Canadá poco después de anunciarlos
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Ontario freno su encarecimiento de energía hacia EE.UU.
Poco después, el jefe de Gobierno de Ontario, el conservador Doug Ford, anunció la suspensión temporal de esa subida de la tarifa eléctrica para los estados de Míchigan, Minesota y Nueva York tras explicar que él y el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, han decido retomar el diálogo y se reunirán este jueves en Washington.
La cadena de vaivenes prosiguió con el presidente estadounidense respondiendo al anuncio de Ford con un mensaje en el que dejó abierta la puerta a suspender los aranceles adicionales al acero y aluminio canadiense.
«Había un señor muy fuerte en Canadá que dijo que iba a imponer impuestos y costes a la electricidad de Estados Unidos y hemos sido informados hace poco que no lo va a hacer», indicó Trump, antes de añadir que «probablemente» reconsiderará esos nuevos aranceles anunciados contra Canadá.
Until President Trump’s tariffs are off the table for good, we’re putting a 25 per cent surcharge on electricity exports to the U.S.
— Doug Ford (@fordnation) March 10, 2025
Ontario doesn’t want this trade war, but we won’t back down until it’s over.https://t.co/pdhI7oMef1 pic.twitter.com/5GBIU4SK6n
El mensaje no evitó que, minutos después, Wall Street cerrara con otra caída tras el batacazo del lunes, subrayando así el impacto cada vez más negativo que los giros de Washington están teniendo en los mercados entre crecientes temores a una recesión en EE.UU..
Mientras inversores, consumidores y expertos tratan de anticipar si la ofensiva arancelaria del magnate neoyorquino es un plan a largo plazo o una estrategia de presión que busca resultados más inmediatos, como sucedió en su primer mandato (2017-2021), Trump dejó el martes un comentario en un foro con empresarios que parece apuntar a lo segundo.
«La gran victoria no es el arancel, que es una gran victoria porque supone mucho dinero; la gran victoria es si (las empresas) se mudan a nuestro país», explicó refiriéndose a su promesa electoral de que compañías locales y foráneas inviertan más en operaciones, especialmente manufactureras, en suelo estadounidense.
Australia está «decepcionada» por los aranceles a su acero
Por otro lado, el Gobierno de Australia expresó este miércoles su «decepción» y calificó de «injustificados» los aranceles del 25 % que Estados Unidos impondrá a las exportaciones de acero y aluminio australiano al país norteamericano, al tiempo que descartó actuar de manera recíproca.
Desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara en febrero sus planes, Camberra ha buscado lograr una excepción para sus productos, al igual que sucedió en 2018 durante el primer mandato de Trump.

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, declaró al canal público australiano ABC que Trump «consideró» los argumentos a favor y en contra de la excepción a Australia, pero finalmente decidió que no habría excepciones a ningún país.
En respuesta, el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, dijo hoy que los aranceles de EE.UU. son «totalmente injustificados» y sostuvo que no es una buena manera de tratar a las naciones aliadas.
«Australia tiene una relación estrecha con Estados Unidos. Los amigos deben actuar de una manera que refuerce, ante nuestras respectivas poblaciones, el hecho de que somos amigos», afirmó Albanese durante una rueda de prensa.
Australia no impondría aranceles recíprocos a EE.UU.
El líder australiano, además, rechazó la idea de actuar de manera recíproca e imponer aranceles a los productos estadounidenses.
«Tal medida solo haría subir los precios para los consumidores australianos y aumentaría la inflación (…) Seguiremos colaborando de forma constructiva con Estados Unidos y defendiendo el comercio australiano y los beneficios que brinda a los estadounidenses», señaló el representante de Camberra.

Por su parte, el viceprimer ministro australiano, Richard Marles, dijo que la noticia de la imposición de aranceles era «decepcionante», durante una entrevista con la emisora 2GB.
En 2024, Australia exportó a Estados Unidos 223.000 toneladas de acero y 83.000 toneladas de aluminio, según datos del Ministerio de Comercio.
A diferencia de otros países, Estados Unidos cuenta con un superávit comercial con Australia de 17.900 millones de dólares, según los datos oficiales del año pasado.
Con contenido de EFE