Ya hace casi una semana desde que Jennifer Lopez anunciaba la cancelación de sus compromisos profesionales para pasar más tiempo con su familia. El motivo, echar el freno para tratar de reconducir su matrimonio con Ben Affleck, con quien está pasando un momento cuando menos complicado.
El matrimonio protagonizaba un reencuentro de cuento de hadas 20 años después de su primer compromiso fallido, pero parece que la etapa de la “luna de miel” se habría acabado y la realidad no sería tan idílica como podría parecer.
La pareja ha protagonizado salidas por separado y desplantes varios que han tratado de disimular con besos, alianzas de vuelta en dedos y entrelazado de manos; no obstante, los rumores vuelven a dispararse, pues la pareja ha tomado una decisión determinante: vender el que ha sido hasta ahora su hogar conyugal.
Según informa el diario británico Daily Mail, la mansión que la pareja posee en Beverly Hills y donde residía hasta que el actor se trasladó a una residencia de manera temporal, ha salido a la venta en un conocido portal inmobiliario estadounidense por unos módicos 60 millones de dólares.
El todavía matrimonio adquirió la propiedad hace un año, diez meses después de casarse y tras mucha búsqueda de un lugar que estuviese cercano a todos los hijos de la pareja. Según el citado medio, las fotos de la lujosa casa se dieron de alta en el sitio web durante la primera semana de junio. No obstante, la mansión figura en la inmobiliaria como “vendida”.
La mansión resultó ser la ideal para la pareja, que encontraba su hogar en esta casa de 12 habitaciones, 24 baños, jardines, un complejo deportivo, piscina y aparcamiento para hasta 80 vehículos. La propiedad cuenta, además, con varias entradas con acceso privado, libre del acoso de los paparazzi.
El futuro de la casa está en el aire, pero todo parece indicar que la pareja podría estar buscando otro lugar donde vivir. El actor se ha mudado a una vivienda en el lujoso barrio de Brentwood, y hace unas semanas la protagonista de Selena fue vista buscando casa con su socia productora de toda la vida, Elaine Goldsmith-Thomas, en Beverly Hills. Además, la artista también vendía hace unos meses su ático dúplex en Nueva York, tras siete años en el mercado.
Según diversas fuentes del entorno de la pareja, el matrimonio está en “dos páginas completamente diferentes”, con el actor algo estresado por todo este asunto. Tal y como apuntan sus allegados, para el protagonista de Argo, la “luna de miel” se habría terminado y no estaría de acuerdo con el estilo de vida de su mujer. Ella, por su parte, se siente “desgastada” por el matrimonio y desesperada por alguien que no quiere cambiar.