Por: Melvin Peña
Mapa de ruta de los candidatos y lo que pueden esperar los espectadores en el primer debate electoral por la presidencia de República Dominicana
El próximo miércoles 24 de abril, millones de dominicanos veremos el primer debate electoral presidencial de nuestra historia, luego de años y años de esfuerzos y demanda de la prensa y de organizaciones de la sociedad civil para que esta discusión fuera realidad.
Quien tiene paciencia, puede lograr todo. Felicidades a ANJE, que lo hará posible, finalmente, y ojalá que este sea el primero de una tradición cuatrienal en la democracia dominicana.
Se enfrentarán en este debate el presidente Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y presidente de la República Dominicana en busca de la reelección; Abel Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), actual alcalde de la ciudad de Santiago, con una experiencia importante como legislador y otras funciones públicas, y por primera vez candidato a la presidencia de la nación, y Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo y quien ha sido presidente del país en tres ocasiones.
Según encuestas, Abinader goza de una tasa de aprobación superior al 60%, Abel ronda el 13% y Leonel cuenta con alrededor del 20%. El ex presidente también carga con la mayor tasa de rechazo. Hay encuestas más actualizadas con mejores números para el presidente y peores para la oposición, pero, dada la profusión de encuestas que tenemos en República Dominicana, quedémonos con estos datos por los menos para fines de contexto.
Aun tratándose de candidatos conservadores, de una derecha moderada, sin diferencias ideológicas, los rivales han podido definir narrativas distintas para las próximas elecciones. Abinader se presenta como el líder honesto que se planta frente a la corrupción, de la que acusa a la oposición cuando fue gobierno; Fernández se promueve como el defensor de los más necesitados, en contraste con Abinader, a quien responsabiliza de gobernar para los ricos; y Abel no ha podido consolidar un mensaje claro, pero se alinea con una narrativa similar a la de Fernández, y sustenta, más o menos, que los gobiernos peledeístas son más eficientes y se ocupan de los pobres, diferentes al gobierno actual.
Guía para candidatos
Como en República Dominicana no tenemos tradición de debates presidenciales, admitamos que todos estamos aprendiendo, incluyendo a los candidatos y los organizadores.
He estado interesado en la dinámica de los debates por muchos años; he visto y analizado varios debates presidenciales en Estados Unidos, España, México y seguramente en algún otro país latinoamericano. He estudiado lo que ocurre detrás del telón y he leído una que otra historia sobre esos duelos políticos.
He publicado en los últimos diez años varios artículos sobre la naturaleza, aporte y significado del debate en una sociedad democrática, así como artículos sobre el desempeño de los candidatos en debates específicos, obviamente internacionales. Aquí les dejo una muestra, publicada en 2015 en El Molinillo, la revista de la Asociación de Consultores Políticos de España. “Debates electorales presidenciales: ¿por qué? y ¿para qué?”.
A partir de este recorrido y mi experiencia como asesor de comunicación, he preparado un modesto mapa de ruta para los participantes en un debate político, ya no solo presidencial, sino para cualquier otro puesto político que se obtenga por elección popular. En este año hemos visto una proliferación de debates políticos electorales en República Dominicana de tal variedad y número que seguramente influenciará las elecciones de los próximos años, aunque no sobrevivan todos.
Esta guía incluirá lo obvio, pero también, espero, ideas, comentarios y ejemplos más elaborados, y todo ello de forma aplicada a lo que podría ser el debate entre Abinader, Leonel y Abel.
Estrategias propositivas, ofensivas y defensivas
Con independencia de su posición en el escenario político, todos y cada uno de los rivales deberán tener, como mínimo, tres estrategias para el duelo verbal y visual que les espera: propositiva, defensiva y ofensiva.
- La estrategia propositiva, como su nombre lo indica, debería responder a las preguntas de quién es el candidato, en qué consiste su propuesta a los electores y por qué deberían elegirlo a él y no a otro. Es la narrativa del candidato, la idea central en torno a la cual se aglutina de forma coherente su historia y perfil, su visión de futuro y las soluciones para resolver los desafíos del país desde el puesto al que aspira. Es muy importante que el evento sea fundamentalmente una confrontación de narrativas, una discusión de propuestas, y que no caiga en una dinámica de descalificación entre las partes, porque entonces no habremos avanzado en mejorar la calidad de la democracia. Por la educación, cortesía y moderación que Luis, Leonel y Abel han exhibido en su ejercicio político, no preveo un alto riesgo de que se descarrile la discusión a un concurso de descrédito del oponente.
- La estrategia defensiva: Sin embargo, todos los candidatos tienen pros y contras, por lo que todos deben preparar respuestas para los ataques de sus puntos débiles, que siempre son predecibles. Esta es la estrategia defensiva, para la que cada candidato debe haber diseñado una parrilla de contra-argumentos. Lo que conviene a un candidato es estar siempre a la ofensiva, sea porque proponga a los electores, preferiblemente, o porque ataque al contrario. Cada vez que un candidato está a la defensiva comporta el riesgo de colocarse en una posición de subordinación a una narrativa que le está imponiendo un contendiente, en lugar de posicionarse como líder de su historia.
- Estrategia ofensiva. Reúne las posiciones del candidato para atacar las debilidades de sus oponentes y destacar las deficiencias de sus propuestas o su historial. Esta opción también debe manejarse con moderación para no caer en la situación antes señalada en las que prevalezcan las descalificaciones de los expositores antes que sus propuestas.
Veamos a continuación ejemplos aplicados a lo que podríamos esperar la próxima semana en las estrategias de Abinader, Leonel y Abel.
Posibilidades de estrategia propositiva de Abinader
- Anclarse en la imagen de honestidad: continuar posicionándose como un líder transparente, resaltando sus logros en la reducción de corrupción y de la impunidad durante su gestión. Es lo que quiere decir el presidente cuando habla de “profundizar el cambio”. La narrativa de cambio suele ser el relato más poderoso y típicamente la enarbola la oposición, aunque en esta coyuntura política la ostente el gobierno.
- Enfatizar que en una próxima gestión, con la experiencia acumulada como estadista, y en una situación de normalidad (sin la confluencia de crisis en la que le ha tocado navegar), podrá hacer efectivo y consolidar un cambio realmente significativo, trascendente y duradero.
Posibilidades de estrategia propositiva de Leonel
- Capitalizar su récord no solo en la gestión de crisis, sino su capacidad y experiencia para hacer que la economía crezca de manera importante, un 5% anual, aun en medio de la crisis, como ocurrió en la secuela de la crisis bancaria de 2003 y durante la crisis internacional conocida como la Gran Recesión que detonó en 2008, siendo Leonel en ambos momentos presidente de la República Dominicana.
- Enfatizar las iniciativas a favor de los pobres, haciendo acopio de sus logros pasados, particularmente en el control de la inflación, que empobrece a todos, pero especialmente a los más pobres.
- Ilusionar con promesas del futuro, especialmente a mujeres y jóvenes, que son los segmentos mayoritarios, proponiendo políticas de empleo y de mejores salarios, acceso a la formación y a la tecnología y a programas de desarrollo social. El ex presidente tiene un legado que exhibir con el programa de becas para estudios en el extranjero y la formación del ITLA, que todavía perdura como islote de vanguardia en el escenario educativo y de emprendimiento tecnológico en República Dominicana, por citar algunas realizaciones del pasado.
Posibilidades de estrategia propositiva de Abel
- Diferenciarse de Fernández: aunque comparten narrativas similares, el debate presidencial es una excelente oportunidad para que Abel establezca su propia voz, consolide un mensaje, una narrativa distintiva, y presente propuestas diferentes, más innovadoras o más efectivas que la de su antiguo líder.
- Mejorar la imagen personal y del partido: trabajar en separar su imagen de las figuras más polémicas del PLD y reforzar su postura contra la corrupción.
- Presentar una visión positiva: ofrecer un futuro esperanzador y detallar cómo abordará los problemas que más les importan a los votantes, tales como la economía, el costo de la vida y la seguridad ciudadana. Apelar al crédito de ser el único de los tres candidatos con experiencia de Estado diversificada (judicial, legislativa, gerencial y municipal) y los logros que ha tenido en esos ámbitos.
Posibilidades de estrategias ofensivas de Abinader
- Atacar las gestiones del PLD. Los fallos en las administraciones peledeístas de Fernández y las vinculaciones de Martínez con el mismo partido (PLD), especialmente en temas de corrupción o la falta de solución de los llamados “problemas estructurales” en 20 años de gobierno, incluyendo los ocho años de Danilo Medina.
- Contrastar su gobierno con administraciones del PLD, enfatizando mejoras en las políticas sociales y especialmente la reducción de la corrupción pública y el freno de la impunidad.
- Cuestionar la viabilidad de las promesas de sus oponentes: dado que ambos oponentes prometen mejoras para los pobres, Abinader podría cuestionar por qué no lo hicieron en sus pasadas gestiones.
Posibilidades de estrategias ofensivas de Leonel:
- Criticar la política económica de Abinader, buscando demostrar que ha favorecido a los ricos en detrimento de los pobres, exacerbando la pobreza y la desigualdad socioeconómica.
- Resaltar fallos en la promesa de transparencia, lucha contra la corrupción y la justicia independiente, citando casos específicos donde la corrupción de sus colaboradores o falta de transparencia siguen presentes. También casos que no han sido investigados por la justicia o han sido débilmente enfrentados por el gobierno, solo por una presión popular ineludible.
- Diferenciar su enfoque de la gestión de crisis: argumentar que tiene mejores récords en gestión de crisis, apoyándose en ejemplos concretos de su tiempo en el poder.
Ejemplos de estrategias ofensivas de Abel:
- Enfocarse en los fallos del actual gobierno: incapacidad del gobierno de Abinader para mejorar la educación o la salud, así como para la creación de infraestructuras, además del deterioro en los servicios públicos (911, Pasaporte, Pro Consumidor, etc.)
- Subrayar la falta de progreso en problemas estructurales: puede argumentar que, a pesar de la narrativa de cambio de Abinader, poco o nada ha cambiado en los problemas que lucen perennes de nuestra sociedad (seguridad ciudadana, transporte público, etc.).
- Contraponer su visión con la de Fernández: A pesar de tener narrativas similares, Martínez puede presentar su enfoque como más moderno o renovado comparado con el de Fernández, que podría ser visto como pasado de moda o menos efectivo.
Estrategia ‘all-in’ (todo o nada)
Estando ambos candidatos de oposición tan lejanos del primer lugar y con tan pocas perspectivas de triunfar, pueden permitirse adoptar una estrategia ofensiva del tipo ‘all-in’ (todo o nada), similar a un jugador de póker que arriesga todas sus fichas en una sola jugada.
En algunos deportes, los equipos que están próximos a perder apuestan todo a una sola jugada, que si sale bien, pueden cambiar la historia, pero si sale mal, puede resultar muy mal. En las inversiones financieras, una estrategia “all-in” puede ser de alta rentabilidad, pero también de alto riesgo.
En el debate presidencial, implementar movidas tácticas tipo “all-in” requiere un balance cuidadoso entre agresividad y el respeto por el decoro en el debate. Para un candidato rezagado, sin embargo, el uso juicioso de una estrategia de alto riesgo puede ser su mejor oportunidad para reorientar la conversación y mejorar su posición en la carrera electoral.
Una acción estratégica del tipo “all-in” puede ser el lanzamiento de una propuesta audaz, la revelación de una información impactante o lanzar desafíos directos en vivo al oponente. Veamos ejemplos inesperados de estos recursos que bien pueden ser usados por Leonel:
Propuesta audaz
“Prometo entregar toda mi energía y voluntad política para lograr que en República Dominicana se legisle e implante un Impuesto Progresivo sobre la Riqueza, que afecte sólo a los más ricos y redistribuir este ingreso en programas sociales, educación y salud para los sectores más desfavorecidos”.
Revelación de información impactante
«He obtenido documentos que demuestran que el actual gobierno ha negociado en secreto términos comerciales que desfavorecen a nuestros agricultores y en beneficio de sus ministros, que también son empresarios. Estos documentos los publicaré esta misma noche, tan pronto termine este debate, para que todo el país pueda ver la verdad.»
Desafíos directos en vivo
“Reto al presidente Abinader aquí mismo a un debate uno a uno sobre el tema de la corrupción y la independencia de la justicia. El público merece escuchar sin rodeos nuestras visiones y soluciones”.
Dos contra uno
Dado el elevado índice de aprobación de Abinader que registran las encuestas, tres veces más alto que su competidor más cercano y dos veces más alto que la sumatoria de las preferencias de sus oponentes, al presidente le bastaría con no cometer errores serios en el escenario para salir airoso del debate.
Haciendo una alegoría de un partido de baloncesto, Abinader ni siquiera tiene que anotar puntos en el debate. Le basta con “congelar la bola” hasta que se acabe el tiempo, como hace el equipo que va arriba en los últimos minutos de un partido.
Los debates electorales pueden determinar el resultado de unas elecciones cuando estas son muy reñidas, pero cuando la brecha es tan alta entre los contendores, como es nuestro caso, los resultados del debate “no mueven la aguja”, aunque haya habido casos excepcionales como el de Daniel Noboa en Ecuador.
He oído decir a políticos y analistas que el hecho de que en el debate del próximo miércoles se dé un “dos contra uno” (los aliados Leonel y Abel contra Abinader) representa una “desventaja numérica” para el presidente. Disiento de ellos. Aparte de que se trata de una alianza evidentemente débil, realmente lo que importa es “la ventaja numérica” en la preferencia electoral con que el mandatario va al debate. De hecho, creo que el “dos contra uno” es una ventaja para el presidente, porque le permite “empaquetar” a ambos opositores como “los mismos” y “lo mismo”, y ratificarse él como la opción de cambio.
De la sombra a la luz, la oportunidad de Abel
Finalmente, creo Abel es quien tiene mejores y mayores oportunidades en el debate presidencial, porque es quien tiene la menor tasa de rechazo de los tres candidatos, el que está más abajo en las encuestas, sobre quien hay más bajas expectativas y el que cuenta con menor reconocimiento público. Tiene espacio para crecer.
Abel corre el riesgo de quedar ignorado en la escena, porque se produzca una polarización entre Luis y Leonel que se robe toda la atención. Su desafío consiste en ser tan bueno en el debate que no lo puedan ignorar.
Entre sus riesgos también figura la posibilidad de que si no suma puntos en esta oportunidad, con una audiencia privilegiada que no volverá a tener en estas elecciones, su futuro político quedará limitado en el mediano y largo plazo.
Lograr hacer un buen papel implicará grandes habilidades de equilibrismo del candidato del PLD, tomando en cuenta que Abel y Leonel son aliados formales, aunque dicha alianza luzca pegada de manera muy precaria.
Decantarse de Leonel y del PLD, sin entrar en conflicto con el aliado ni con su partido, establecer su propia voz, consolidar una narrativa distintiva, es posible con propuestas más innovadoras que la de su antiguo mentor, particularmente dirigidas a los pobres, los jóvenes y las mujeres.
Incluso dentro del espectro conservador es posible avanzar iniciativas innovadoras y progresistas, como estas:
“Voy a implementar el primer sistema nacional de atención médica a domicilio, utilizando la telemedicina para garantizar que cada dominicano, sin importar donde viva, tenga acceso a servicios médicos.»
«Crearé un programa nacional que garantice pasantías remuneradas para todos los estudiantes de último año de universidad, facilitando que nuestros jóvenes se inserten con facilidad en el mercado laboral».
“Con mi experiencia legislativa, impulsaré una ley de igualdad de salario que garantice que por igual trabajo las mujeres reciban igual salario que los hombres”.
El cierre
Antes y ahora los debates se recuerdan más por la imagen que por el fondo. Se han perdido por un gesto infeliz o se han ganado por una frase feliz.
Así como se gana en el boxeo por nocaut, de manera fulminante, el debate político se gana por soundbites, esa frase corta y contagiosa que resume la esencia de los mensajes y provoca los titulares de los diarios y los cortes de televisión. Esa frase puede ser, a la vez, un punch line, una frase que remata y deja al oponente sin aliento.
En estos tiempos de memes y resonancia digital, si un candidato logra conjugar ambos, el sound bite y el punch line en el mensaje de cierre, gana el debate por nocaut.
En el debate contra el presidente Jimmy Carter en 1980, el candidato opositor Ronald Reagan usó en su mensaje de cierre una pregunta simple pero poderosa que resonó con los votantes americanos: «¿Están mejor ustedes que hace cuatro años?”
Este cierre se convirtió en un elemento decisivo de la elección, ya que encapsuló las preocupaciones económicas de la época y resumió en una línea los desafíos en que había fracasado la administración de Carter.
Aquí les dejo el enlace del debate íntegro y les facilto la traducción de la cita completa del mensaje final de Reagan:
“La próxima vez que estén frente a la boleta de votación, háganse esta pregunta: ¿Están ustedes mejor de lo que estaban hace cuatro años? ¿Es más fácil para ustedes ir y comprar cosas en las tiendas que hace cuatro años? ¿Hay más o menos desempleados en el país que hace cuatro años? ¿Está América tan respetada en todo el mundo como lo era? ¿Se sienten ustedes más seguros, están más seguros de que nuestros militares pueden proteger nuestras casas? Si no pueden contestar estas preguntas afirmativamente, si no sienten que su situación ha mejorado, si no creen que su vida y la de sus hijos será mejor, les sugiero que voten por un cambio, porque es hora de que nuestro país cambie de liderazgo.”
Es un cierre perfecto, una joya de orfebrería de la comunicación política, y una muestra de que ningún esfuerzo es demasiado para lograr un cierre contundente, viral y memorable.