AUGUSTA, Maine, EE.UU. (AP) — Un reservista del ejército que mató a tiros a 18 personas en Maine el año pasado mostraba rastros de lesiones cerebrales traumáticas, según el análisis del tejido cerebral realizado por investigadores de la Universidad de Boston.
Se halló degeneración en las fibras nerviosas que permiten la comunicación entre distintas áreas del cerebro, inflamación y lesiones en vasos sanguíneos, dijo la doctora Ann McKee, del Centro de Encefalopatía Crónica Traumática de la Universidad de Boston. El análisis fue divulgado el miércoles por la familia del reservista Robert Card.
Card había sido instructor en un campo de entrenamiento con granadas de mano del ejército, y se cree que estuvo expuesto a explosiones leves reiteradas. No se sabe si esa fue la causa de su lesión cerebral ni qué papel tuvo ésta en el deterioro de su salud mental. McKee no mencionó una relación entre la lesión cerebral y las acciones violentas de Card.
“Si bien no puedo decir con certeza que estos hallazgos patológicos subyacen tras los cambios de conducta del señor Card durante los últimos 10 meses de vida, es probable que la lesión cerebral cumpliera un papel en sus síntomas”, dijo McKee en un comunicado.
El Pentágono está investigando la relación entre la “presión excesiva causada por una onda de choque” y la salud mental. Un vocero del ejército no respondió de inmediato a un pedido de declaraciones.
En sus primeras declaraciones públicas desde la masacre, familiares de Card ofrecieron disculpas y dijeron que sienten desconsuelo por las víctimas, los sobrevivientes y sus familiares.
Reservistas militares que conocieron a Card declararán en las próximas horas ante una comisión especial que investiga la peor masacre de la historia de Maine.
La comisión creada por la gobernadora Janet Mills revisa los hechos en torno a la muerte de 18 personas en una cancha de bolos y un restaurante en Lewiston el 25 de octubre. El panel, integrado por jueces y fiscales retirados, también investiga la respuesta policial.
La policía y el ejército habían recibido advertencias de que Card padecía un deterioro de su salud mental en los meses anteriores a los sucesos.
Card, de 40 años, fue hallado muerto de un balazo autoinfligido luego de la cacería del hombre más intensa de la historia del estado. Familiares de las víctimas, políticos, promotores del control de armas, entre otros, han dicho en los meses posteriores a la masacre que la policía pasó por alto varias oportunidades para intervenir y quitarle sus armas a Card. También han cuestionado el sistema de salud mental del estado.