São Paulo (EFE).- Luiz Inácio Lula da Silva ya se prepara para asumir su tercer mandato como presidente de Brasil tras su victoria en la segunda vuelta de las elecciones mientras su contrincante, el actual presidente del país, Jair Bolsonaro, sigue sin reconocer la derrota y se mantiene en silencio.
Lula ya conversó por teléfono con varios líderes mundiales, entre ellos los mandatarios de Francia, Emmanuel Macron; y de Cuba, Miguel Díaz-Canel; y el canciller alemán, Olaf Scholz.
Además, responsables del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula han explicado que esperan poder iniciar el proceso de transición en un plazo de 48 horas, como indica la ley, aunque Bolsonaro aún no ha admitido su derrota en las elecciones.
La formación pretende dar a conocer en ese plazo el nombre del coordinador y de los integrantes del equipo de transición, compuesto por 50 miembros.
Lula recibió el 50,9 % de los votos y Bolsonaro un 49,1 %, una diferencia mucho más corta de lo que pronosticaban las encuestas y que dejó a Brasil en vilo durante tres horas, lo que tardó en resolverse un recuento angustiante, en las elecciones más ajustadas de la historia del país.
El líder progresista, de 77 años, volverá al poder el próximo 1 de enero para iniciar un tercer mandato, después que haber estado en el poder entre 2003 y 2010, lo que le convierte en el primer político que gana tres elecciones presidenciales en toda la historia de Brasil.
A la espera de Bolsonaro
El presidente Bolsonaro todavía no ha telefoneado a Lula para felicitarle ni ha realizado ninguna declaración pública desde que se anunció el resultado de las elecciones del domingo. Tampoco ha realizado ninguna manifestación a través de su perfil en Twitter.
Todas las altas autoridades del país, incluidas algunas afines al líder ultraderechista, que sigue sin reconocer el resultado, salieron en estampida para reconocer la victoria del ahora presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, al poco tiempo de hacerse oficial.
No dieron pie a ninguna sombra de sospecha, desmarcándose de las teorías conspiratorias de Bolsonaro, que cuestionó repetidamente la legitimidad del proceso electoral e insinuaba que desconocería el dictamen de las urnas en caso de derrota, que al final fue muy ajustada (50,9 %-49,1 %).
Edición web: Óscar Tomasi