Recuerdos colgados en toda la pared y los estantes llenos de fotografías de su hijo menor, que van desde su graduación de bachillerato, donde fue meritorio, hasta sus participaciones en exposiciones a las que acudía por la invitación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por sus destacadas calificaciones, sumadas a las de sus logros académicos en el poco tiempo que llevaba como estudiante de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), es lo que adorna el hogar de Mateo Castillo y Clara Lara, padres del desaparecido joven Amaurys Castillo.
Esas imágenes, que dan la bienvenida en la casa de la familia, ubicada en las proximidades del kilometro 15 de la marginal Las Américas en el sector “Luz María”, dan la sensación de un recorrido en el tiempo a través de la vida del menor de sus dos hijos.
“Mira aquí estaba él cuando fue a Argentina en una charla de la ONU, ahí estaba compartiendo con sus amigos y disfrutando su tiempo allá”, decía Clara a los reporteros del LISTÍN DIARIO que se trasladaron hacia su hogar mientras intentana contener las lágrimas y a la vez mostrando orgullo por los alcanzados por su hijo, quien apenas con 21 años y unos cuantos semestres tomando docencia en la universidad, había ayudado a estudiantes de diferentes áreas a escribir y sustentar su tesis de grado.
Han pasado exactamente 365 días, desde que la madrugada del viernes 22 de mayo del pasado año, Anaurys Castillo salió de su casa a las 5:00 de la mañana para caminar por la marginal del Kilómetro 15 de Las Américas y desde entonces no ha retornado.
“Yo me acuerdo de esa madrugada…estaba acostado en el mueble ya que tenía mucha ansiedad, entonces ya antes de las cinco me desperté, como siempre lo hacía durante la pandemia y cuando abro los ojos, ya él estaba levantado, con la ropa puesta para correr…recuerdo haberle dicho que encienda el televisor para ver las noticias y así lo hizo y luego salió de la casa y hasta la puerta abierta me dejó”, contaba Mateo sobre los últimos instantes en que viera a su hijo.
Apenas tres minutos después, una cámara de la estación de gasolina que queda justo en la entrada del sector captó su figura mientras se dirigía hacia el este de la capital y de esa forma, como si de un fantasma se tratase, Anaurys no ha vuelto a ser visto por ninguno de sus familiares ni amigos.
Los días después
Con esas imágenes como las únicas pistas de su desaparición, Mateo, Clara y demás familiares salieron en la búsqueda del joven de 21 años.
“Mi hija y yo nos sentamos en unas de las cabinas del peaje a chequear los vídeos de la cámara de seguridad de un día entero a ver si se veía, aunque sea de lejos pero en las 24 horas de grabación, nunca se le vio…eso fue un día desesperante para nosotros, fue como si de la nada desapareciera”, decía Mateo.
Con el país en el pleno auge de la pandemia del Covid-19 y las primeras restricciones del toque de queda aún imperando, los Castillo junto a la ayuda de otros parientes montaron operativos particulares en diferentes zonas de Santo Domingo Este en búsqueda de algún indicio que ayudará con el paradero de su hijo mientras mantenían comunicación con el coronel Montero, quien era el encargado del caso en la Dirección Central De Investigaciones Criminales de la Policía Nacional (Dicrim).
Tanto Mateo como Clara entienden que quizás las limitaciones de horario hayan afectado la movilidad de los operativos y que eso pudo haberlos alejado de lograr encontrar al menos algún rastro acerca del paradero de Anaurys.
“Obviamente eso nos afectó, cuando eso el toque de era a las 7:PM y a las 5:PM y casi uno no se podía desplazar…muchas veces la Policía nos llegaba a parar y a pesar de que estábamos buscando a mi hijo nos decían que no podíamos estar en las calles…imagínate todo cerrado y las limitantes de tiempo, eso nos puso la búsqueda más difícil de la cuenta”, contó Mateo.
Las amistades se unieron
Según cuenta Clara, Anaurys siempre ha sido amistoso y siempre ha contado con buenos amigos, pero aún así se sorprendió del compromiso que mostraron aquellos que compartían con su hijo tanto en las aulas como en su ambiente laboral.
“Fueron muchas las veces que a mí se me salieron las lagrimas al ver tanta gente que nos llamaba, que comenzaron a buscar activamente con nosotros, a ver tantas personas, tantos jóvenes que querían a mi hijo como si fuera su propio hermano”, narraba entre lagrimas la madre del desaparecido quien decía que habían “profesionales de distintas áreas” a quienes Anaurys les había ayudado a asesorar sus tesis, dando pruebas de su brillantes académica.
Las llamadas frecuentes
Mateo y Clara cuentan que las llamadas diciendo que lo veían en diferentes partes de la zona oriental eran muy frecuentes, siendo Los Mina, Los Tres Ojos, Alma Rosa y los alrededores de la carretera Mella los lugares más mencionados.
El radio de los avisos de que había sido visto se extendió hacia otros municipios del gran Santo Domingo y otras provincias, pero una y otra vez, a pesar de los parecidos, por quienes los curiosos llamaban, no era Anaurys.
“Cada vez que llamaban que lo vieron en La Vega, para allá cogía, no era él…lo vieron en La Romana, allá estábamos, no era él….en Azua, tampoco y así fue por mucho tiempo y muchos me decían, míralo bien que ese es él y yo solo les decía y como no voy a conocer a mi propio hijo”, dijo Mateo.
Sin embargo, hubo una ocasión en la que el señor Castillo llegó a pensar que por fin había encontrado a su hijo.
“Como a los seis meses, en Villa Mella un muchacho comenzó a deambular por varias calles y por las fotos, la fachada pensé que era él, hasta varios de sus gestos y fui para allá y me senté por dos horas a hablar con él y fue solo así que descubrí que no era mi hijo y de verdad, de verdad pensé que lo había encontrado…”, contaba el padre de Anaurys mientras apenas lograba contener las lagrimas.
“Ya no lo estamos buscando”
Con el avance de los meses, y de lo largo que se ha hecho la búsqueda, a pesar de no hacerlo en sus mejores ánimos, toda la familia de Anaurys tuvo que retornar a sus responsabilidades del día a día.
Mateo tuvo que volver a encender su computadora para impartir sus clases de manera virtual, la hermana mayor se encontró de nuevo en su oficina, mientras que Clara tuvo que volver a encargarse de los quehaceres de su casa.
“Imagínate hay que seguir trabajando, hay que seguir ganándose el sueldo, hay que volver a la rutina, verdad, ha pasado ya un año y nada, hay que seguir”, argumentaba Castillo.
Lo que más pena le causaba al padre de familia fue admitir que sus esfuerzos para buscarlo no son los mismos y que ha perdido conexión con las autoridades acerca del caso.
“No, ya nosotros no lo estamos buscando, digo así activamente, pero ya no estamos buscándolo…cada vez que uno de nosotros sale o va para su trabajo siempre tratamos de tirar el ojo a ver si aunque sea vemos un celaje de él, pero ahora mismo nosotros solo estamos esperando que él aparezca y vuelva a su casa”, indicó Mateo.
De su lado, Clara fue muy reiterativa al decir que aún se mantiene con esperanzas de volver a ver a su hijo menor y de esa forma cerrar ese doloroso capítulo en subida y de la familia.
“Aún lloro todas las noches y muchas veces, de verdad, espero que así de la misma forma que desapareció, de esa misma forma aparezca aquí en su casa…yo tengo esperanzas todavía y toda la familia la tiene y Amaurys va a volver”, decía la madre desolada.
Anaurys, ahora de 22 años, tiene tez morena y mide aproximadamente seis pies de altura, lo que hace que su físico sea de alguien alto y espigado. Si llegas a ver a alguien con estas distinciones, por favor llamar al (829) 568-7578.
Fuente Listin Diario